Vitoria. Juanito Oiarzabal comentó de este genial alpinista que es "creativo y diferente". Loretan fue en su momento un pionero al implantar una nueva concepción que consistía en escalar con lo puesto y con suma rapidez. Con una condición física de un superhombre (medio litro de agua le basta para aguantar 24 horas de ascensión) llegó a ascender el Everest en sólo 36 horas. Una marca de un superhombre. Sin embargo, a Loretan los récords y el hecho de ser el tercer hombre en conquistar los 14 ochomiles es algo que le da igual. Lo que ya no le da tanto lo mismo es lo que está pasando con las expediciones comerciales que van al Himalaya y con la falta de ética que les rodea.

En su momento, fue el tercer hombre en completar los "14 ochomiles". ¿Qué opinión le merece la carrera que vivieron el pasado año Edurne Pasaban y Miss Oh?

Cada persona hace las cosas que le gustan, pero la competición que se vivió entre esas dos mujeres es algo que no me gustó tanto.

¿Por qué?

Se desvirtúa lo que es la montaña. No debe entenderse este deporte como una competición. No me gustó un poco por todo lo que rodeó a esa carrera. Expediciones comerciales, sin ética... Estamos perdiendo la cultura del alpinismo y del himalayismo también.

¿Qué piensa de la polémica que se suscitó alrededor de la coreana?

Es algo que no me interesa. Para mí los 14 ochomiles son importantes si se hacen sin oxígeno. Con oxígeno no significa nada. No es subir a la misma montaña. Es otro tema.

La gran mayoría de expediciones al Himalaya no tienen nada que ver con su estilo rápido y directo. ¿Qué le parece lo que está pasando ahora?

Se está convirtiendo en un comercio. Los jóvenes sin dinero no tienen acceso a las montañas de ochomil metros. Pero pienso que pueden ir a otros lados y eso está bien. Hay sietemiles muy difíciles y ahí pueden hacer también una buena actividad, algo que se está perdiendo en las montañas de ochomil metros.

Loretan siempre ha hablado de ética y respeto a la montaña. ¿Considera que se está perdiendo?

Totalmente. Bueno no totalmente, ya que pienso que sí que hay jóvenes que tiene mucha ética y así afrontan retos en paredes muy difíciles de seismil o sietemil metros.

El año pasado el Everest tuvo más de 300 ascensiones, entre ellas la de un adolescente estadounidense. ¿Qué está pasando?

Es un circo. Ya es como el fútbol. Cada día se parece menos a lo que es y debe ser este deporte. No es bueno.

¿Qué siente cuando algunos afrontan las montañas sólo por buscar algún récord?

No me gusta. El alpinista y el que vive de esta pasión, lo que debe hacer es buscar cosas un poco distintas. Rutas nuevas en las que se aspire a encontrar la máxima dificultad.

Hace tiempo los hermanos Pou consideraron que en el himalayismo actual no había creatividad. ¿Coincide con ellos?

Claro. Es así. Se pierde la cultura de la montaña, la ética, se pierde todo. El montañismo no es un deporte como los otros y lo que está pasando no es bueno porque la fuerza del alpinismo era el lado místico y es algo que se está perdiendo.

¿Por qué cree que se pierde y todo el mundo tiende a hacer lo mismo e ir a lo más fácil?

Porque ahora mismo la gran mayoría de la gente va al Himalaya sólo por prestigio. Sólo buscan eso.

¿A qué se refiere?

Por ejemplo, son gente que van al Everest con oxígeno, con sherpas, con cuerdas, con todo hecho y no todo vale. El año pasado igual sólo hubo dos o tres alpinistas de los 300 que hicieron cumbre, que lo hicieron sin sherpa. Por sus propios medios. Enfrentándose ellos solos a la montaña. El resto, cuando regresa aquí, no habla de sherpas, del oxígeno, de nada. Sólo dicen estuve en la cumbre del Everest. Eso no es ético.

¿Cree que se está convirtiendo este deporte en un reflejo de una sociedad cada día más acomodada?

Es un problema de nuestro mundo. Pero el hecho de hacerse cómodo y colocar cuerdas y dejar casi todo hecho, no es sólo algo que pase en el Himalaya. Se está haciendo ya en los Alpes. No es bueno. ¿Qué podemos hacer? Nada.

En su momento, usted fue un pionero. ¿Qué le llevó a cambiar de estilo y apostar por ir ligero y rápido?

Ahora ya sabemos que el modo más seguro para subir las montañas de ochomil metros es estar el menor tiempo en esa zona de riesgo. Cuanto menos se pase en la zona de muerte, mejor. Por ese motivo, empecé a subir con ese estilo ligero y rápido. No rápido en el sentido de correr para hacer un récord, sino de rapidez en el tiempo para estar cuanto menos a esa altitud.

¿Le importan los récords?

No, nada.

Y, ¿siente algo por el hecho de haber sido el tercer hombre en subir los "14 ochomiles"?

No, es algo más de los periodistas.

¿Ha sentido el riesgo muy cerca en alguna ocasión hasta el punto de sentir miedo y decir de esta no salgo?

No. Siempre tenemos la situación bastante controlada, pero el miedo es importante ya que es como un seguro de vida.

El riesgo es algo que está ahí. Zerain comentó que la cumbre tiene tal atracción que te lleva a hacer cosas que no deberías...

Es cierto. Sí, así es.

¿Merece la pena asumirlo?

No. Debes pensar que el final no está en la cumbre, sino en volver a casa.

¿Qué le ha parecido el encadenamiento de las tres cumbres del Broad Peak llevado a cabo en verano por Iñurrategi, Zabalza y Vallejo?

Una expedición muy interesante. Eso es más importante que subir un ochomil como se suben últimamente. Mucho más.

¿El futuro del Himalaya pasa por ahí, por ascensiones cómo la que intentó Zerain por el corredor Horbein?

Sí, sí. Hay que buscar rutas difíciles, nuevas, innovar...

Incluso eso se puede hacer más allá de los "14 ochomiles. ¿Hay montañismo más allá?

Claro, claro. En todo el mundo hay montañas magníficas para explorar. Ahora he regresado del Sarmiento en Surámerica y es fantástico.

O sea que ¿aún cree que quedan cosas por descubrir?

Sí, por supuesto.

Y ¿por qué esas cosas no se venden, ni encuentran patrocinadores ni repercusión en los medios?

Si vas al Jannu con sus 7.800 metros, eso no se puede vender. Le faltan 200 metros. Al patrocinador no le importa la dificultad, le importa la altura y que sea un monte de ochomil metros. Pero bueno, probablemente eso es algo que va a cambiar.

¿Qué retos tiene para el futuro?

Hasta ahora, llevo cuarenta años viviendo sólo para mí. Escalando para mí. Ahora quiero convivir con otra gente, enseñar y ser guía.