Donostia. Cuenta Abel Barriola que vio la final de la pasada edición del Cuatro y Medio por televisión. Postrado con la rodilla derecha a la virulé, asistió a la coronación de Sébastien Gonzalez como campeón del acotado, aunque tuvo la oportunidad de anotar cómo sorprender a Irujo, su rival del domingo, dentro de la jaula. Pero ocurrió algo más. El leitzarra recibió un sms premonitorio. Un rayo de luz en medio de la tiniebla en la que se había convertido su dolorosa y grave lesión. "No me acuerdo que pasó por mi cabeza cuando vi aquel partido", reconocía ayer Barriola tras separar material en el Atano III de San Sebastián, "pero sí que recuerdo como dos amigos me mandaron un mensaje diciéndome que el año siguiente yo estaría en la final del Cuatro y Medio. Eso lo tengo bien grabado". Y no les faltaba razón. Una temporada después, el leitzarra va a luchar por el título. "¿Si entonces pensaba llegar tan lejos? Tenía la ilusión, pero lo veía difícil. Sin embargo, aquí estoy", preparado para su quinta final del acotado y con una especial motivación por calarse la txapela. Pero no le resultará sencillo. El domingo se encontrará con el pelotari en activo más laureado. Ocho txapelas adornan el palmarés de Juan Martínez de Irujo. "Quiero la novena como sea", decía ayer el delantero de Ibero, que mantiene intacto su voraz apetito de victorias. No hubo grandes revelaciones ni mayores problemas en la protocolaria cita con el cestaño. Sucedió lo de casi siempre. Tanto Barriola como Irujo se tomaron su tiempo para elegir con algo más que cuidado los lotes con los que el domingo buscarán la txapela en el frontón de la capital guipuzcoana, cuya grada ha sufrido una necesaria remodelación. El zaguero de Leitza y el delantero de Ibero apuraron al máximo los 15 minutos de que disponen para analizar el material y escoger el más adecuado a sus características. Barriola admitió que "la primera pelota la he elegido bastante pronto, pero encontrar la segunda me ha costado. Buscaba una que anduviese por abajo y al mismo tiempo saliera de frontis, pero no encontraba exactamente lo que quería". Sin embargo, el leitzarra se marchó satisfecho del Atano. Tal vez como Irujo, que nuevamente remitió a todos al postpartido para hablar del material. "El domingo veremos cómo responde", señaló. El buen rollo reinó en el último contacto de Irujo y Barriola con el escenario de la final, un frontón, el Atano III de San Sebastián, que los protagonistas de la final calificaron de "difícil", sobre todo para defenderse de los ataques del rival. "El suelo del Atano se pone cada vez más exigente", señaló Barriola, que matizó su afirmación: "La pelota anda mucho y por tanto será muy importante el ataque". Para el leitzarra, el inicio del duelo resultará significativo para el choque, aunque "luego hay muchos factores que llevan de un lado a otro el partido". Irujo también habló de la cancha donostiarra, aunque se mostró menos drástico. "Para defender son malos todos los frontones", explicó el delantero de Ibero, para el que el Atano "es un frontón que, cuando el saque pega en la pared izquierda, hace algún extraño". Buenas apreciaciones que se podrán comprobar el domingo. Un montón de incógnitas que aún están por resolver. El resto de argumentos son de sobra conocidos, como el favoritismo de Irujo. De salida se cantarán posturas de 100 a 60 a su favor -incluso de doble a sencillo-, circunstancia a la que el implicado restó trascendencia. "Me da igual. El premio es una txapela tanto para él como para mí y ambos tenemos el 50% de opciones de ganarla". Barriola, en cambio, no contradijo a los sabios pelotazales: "Si juego bien, lo tengo complicado; pero, si juego mal, estoy seguro de que no voy a ganar".
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