El ritual se repite dos veces por temporada. Los dos grandes equipos de la Liga velan armas para disputar el encuentro para el que estos días se agotan los calificativos. El Camp Nou se convertirá el lunes en el centro de todas las miradas. Dos estilos distintos pero efectivos, con dos técnicos tan opuestos como la noche y el día y las dos mejores plantillas del planeta, se medirán con el liderato y, quizá, medio título en juego. Pero en las vísperas de este clásico, que llega cuando apenas se han disputado doce jornadas del campeonato, se respira un aroma especial, el del rencor y las ansias de venganza con el que saltarán al césped ambos contendientes.
En las filas barcelonistas se le tiene ganas a José Mourinho, el tipo que apartó al combinado de Guardiola del camino de lo que parecía un nuevo título continental. En el bando rival, hartos de escuchar piropos y asistir a celebraciones del eterno rival por la televisión, se quiere quebrar con la dinámica de los últimos años, en los que el equipo catalán se ha mostrado tremendamente superior. El Madrid cocina su venganza. El ruido de Mourinho, que tras su voto de silencio ha iniciado la escalada de declaraciones, contrasta con la sobriedad con la que Guardiola trata de mantener a los suyos en calma.
El primero en hablar fue Cristiano, el sábado. Al término del duelo frente al Athletic y tras la goleada del Barça en Almería, la estrella lusa retó a los blaugrana: "A ver si el lunes meten también ocho". Sus palabras no encontraron el efecto deseado. Los jugadores del Barça han tratado el asunto, pero se han referido siempre a la posible goleada, no al guante lanzado por Ronaldo. "Es muy difícil que un equipo le meta a otro ocho goles en un partido de este nivel. Lo del 2-6 sólo pasa una vez cada mucho tiempo", manifestó Iniesta tras la victoria del equipo catalán en Atenas.
El excelente estado de forma con el que ambos equipos afrontan este choque invita a pensar que el resultado puede marcar mucho el devenir de la Liga. "Para aspirar a títulos hay que pegar un golpe fuerte en la mesa en campos como el Camp Nou", sentenció ayer Sergio Ramos. Los jugadores de los dos equipos son conscientes de que, hoy por hoy, el nivel del resto de equipos de la Liga española está muy por debajo. Como el pasado año, da la impresión de que se dejarán pocos puntos por el camino.
Quedan tres días para que las preguntas encuentren respuesta. Hasta entonces, la línea parece clara: Mourinho, persona non grata en Barcelona, tratará de caldear el ambiente y de atraer el odio del estadio hacia su persona. A partir de ahí, la estrategia futbolística tampoco sorprenderá. El portugués amenaza con quitar a Ozil del once para dar entrada a Lass Diarra.