Vitoria. El desenlace del Mundial de 2010 ha sido el más emocionantes de la historia de la Fórmula 1, pues nunca antes cuatro pilotos llegaban a la última prueba con opciones de proclamarse campeones -en nueve ocasiones han sido tres los contendientes-. No obstante, para Sebastian Vettel la incertidumbre fue mayor si cabe, tanto que solamente supo que era el nuevo rey del Gran Circo automovilístico cuando superó la línea de meta, mediadas las 55 vueltas programadas. "Para ser honrado, debo decir que no sabía nada", reconoció el alemán, que únicamente contó con la referencia del tono nervioso de voz de su ingeniero Guillaume Rocquelin, Rocky, al otro lado de la frecuencia. "En las diez últimas vueltas -rodaba entonces con 12 segundos de ventaja con respecto a Lewis Hamilton-, mi ingeniero me daba consejos para tratar de acabar la carrera. Yo me preguntaba por qué estaba tan tenso", reveló el germano, segundo piloto alemán en ganar el Mundial después de Michael Schumacher. Y es que su estrategia solamente era una y bien clara, y fructífera por cierto: "Creer en mí mismo" y "no pensar en nada más que en ganar la carrera".

"Pensé que debía estar en una buena situación y entonces él me dijo que la cosa tenía buena pinta, pero no sabía exactamente a qué se refería. Simplemente me concentré en mí mismo y de repente empezó a gritar por la radio y a decirme que éramos campeones del mundo", prosiguió extasiado Vettel, quien daba trascendencia al hecho de no haber liderado hasta ayer la clasificación del Campeonato, que era "cuando realmente importaba", restando presión añadida durante toda la campaña. "Hemos visto unas luchas increíbles y un Mundial muy apretado. No sé cuántas veces ha habido un líder diferente. Hubo pilotos descartados muy pronto y luego regresaron a la lucha", analizó el heredero de Jenson Button, el piloto campeón más joven de los anales de la Fórmula 1, quien hacía referencia a Hamilton y Fernando Alonso.

Precisamente el asturiano habló sin pelos en la lengua a la hora de sostener que la puesta en escena "ha salido al revés". "Pensamos que Webber era el rival a marcar", reconoció. Una puesta en escena que ya ha levantado ampollas en Italia, donde un ministro del gobierno que preside Berlusconi, Roberto Calderoli, ha exigido la dimisión del presidente de Ferrari, Luca Cordero di Montezemolo, tildando de "demencial" la estrategia de la Scuderia."En la salida Vettel mantuvo la posición y luego intentamos cubrir a Webber. Pero después nos encontramos con tráfico y nos resultó imposible adelantar a los Renault, que tenían mucha velocidad punta", explicó Alonso, que sentía tristeza, pero echó un vistazo al retrovisor del tiempo: "La posición al final era irreal, era demasiado alta para lo que habíamos merecido". Por lo que el asturiano juzgó a Vettel como justo campeón y se consoló recordando que "he superado a Lauda, Fangio... Cosas increíbles. Tengo dos títulos y no tengo nada que demostrar".