Mano final del torneo de san mateo

mtz. de irujo-pascual20

bengoetxea-Patxi Ruiz22

Duración: 75 minutos. 35 de juego real.

Saques: 1 saque de Bengoetxea VI.

Pelotazos: 776 pelotazos en juego.

Tantos en juego: 7 de Irujo, 1 de Pascual, 10 de Oinatz y 3 de Patxi Ruiz.

Errores: 3 de Irujo, 6 de Pascual, 6 de Oinatz y 6 de Patxi Ruiz.

Marcador: 1-0, 1-1, 2-2, 3-3, 4-4, 4-6, 5-6, 5-8, 6-8, 6-9, 7-9, 9-9, 9-12, 10-12, 10-13, 11-13, 11-14, 14-14, 15-15, 16-16, 17-17, 19-19, 19-21, 20-21, 20-22.

Incidencias: Buena entrada en el frontón de Adarraga.

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bilbao. Tan dulce y tan cruel fue el último tanto, que resumió el partido por completo. De una manera poética, quizá demasiado violenta para Iñigo Pascual, acabó el duelo. Un cuero salvaje golpeado por Patxi Ruiz acabó con los huesos del de Abartzuza en el rebote, en los últimos metros de un Adarraga ardiente, efervescente, en el que el grito se entremezclaba con el aplauso. Fue con un duro disparo como la pelota voló y voló para residir, amarrada a pared, en las inmediaciones de la zona hercúlea de la cancha, donde el músculo es la llave para la victoria, y el zaguero colorado no fue capaz de levantar el cuero.

Fue dulce por la manera de llegar hasta ese punto. Clave en la contienda estuvo el sacrificio de los cuatro pelotaris. Sin embargo, la propuesta azul, sólida y sin ambages, se desplegaba sobre el frontón logroñés para entretejer una red sobre sus contrarios. Sabedores de las dificultades en la zaga del tándem contrario, Oinatz y Patxi idearon una defensa numantina para quemar las naves rivales. Por su parte, Juan Martínez de Irujo, centrado, se fajaba de manera excepcional en los cuadros alegres.

Los cartones costaban. Los tantos estaban caros. Iñigo Pascual, tímido, mostraba despliegue, pero no pegada y fue ese punch, esa falta de goce en el golpeo, lo que lastró sus opciones en los cuadros largos. Aunque sabroso, el duelo, cuando claudicaba, empezó desembocar en una crueldad sin límites. Sobre todo con el dúo colorado, que, pese a tener el duelo en bandeja con el 19-19 en un momento fallón de los adversarios, no fue capaz de alcanzar la proeza. En buena medida por la defensa contraria, en la que han basado su juego Oinatz y Patxi durante todo el verano y que tan buenos réditos les ha otorgado -de tres torneos juntos, tres torneos ganados-; también por el desmantelamiento físico de Pascual. El zaguero, quien había comenzado con un golpe de mérito, se desinfló de una manera sustancial. Entonces llegó el golpe de gracia . Y el abrazo entre los azules.