Purito, el líder iniciático

Peñafiel. "El presente, el presente; la realidad", reclama Joaquim Rodríguez en Peñafiel, donde hoy, entre los viñedos de la Ribera del Duero, recta, llana y ventosa, un calvario para los escaladores delgaditos, los chicos de papel, emprende la defensa imposible del liderato en una crono eterna, 46 kilómetros.

"El presente, el presente", pide el catalán, que no quiere hablar de qué habría ocurrido si Antón, el añorado, hubiese estado el lunes saltando alegre sobre los pedales en la sobrecogedora travesía por la cuenca minera, la tierra abrupta. Que no hace el más mínimo esfuerzo, porque es inútil, cree, una pérdida de tiempo, por reflexionar sobre si en lugar de acosar a Nibali, el líder joven pero italiano, artero siciliano, la mafia, la mafia, "nos tomó el pelo pero bien", en el último kilómetro de Cotobello lo hubiese hecho antes el botín -37 segundos, mucho en tan poca distancia- habría sido más suculento.

"Eso nunca se sabe. La situación es la que es", dice el líder, que tampoco quiere saber cuánto le puede pesar la temporada en las piernas (61 días de competición, los 21 del Tour entre ellos, antes de empezar la Vuelta), ni si ello supone una amenaza de colapso antes de llegar a Madrid. "El presente, el presente", recurre insistente, una vez más, cuando le preguntan si no lamenta ahora que es líder de la Vuelta y que lidera un equipo poderoso como el Katusha, ahora que firma la mejor de sus nueve temporadas como profesional -lleva cinco victorias, todas con pedigrí: el Gran Premio Miguel Indurain, la general de la Volta y etapas en la Vuelta al País Vasco, el Tour y la Vuelta- con 31 años, entre viejo y veterano, haber dedicado tantos años a la labor noble y abnegada del gregario, primero en la Once, luego en el Saunier Duval y los últimos años en el Caisse d"Epargne, donde fue la sombra de Valverde.

"No se puede mirar atrás, o, al menos, no se debe", concede el catalán; "el presente es éste, el que vivo ahora. En el pasado estuve en otros equipos trabajando para un líder. Siempre los tuve. ¿Malo? ¿Bueno? Está claro que también aprendí mucho de ellos, que cogí muchas cosas buenas que ahora me son útiles", reflexiona el corredor.

En el presente, Purito es el líder de la Vuelta que se planta en una habitación de techo alto y vigas de madera junto a Andrei Tchmil, una bestia que brilló en los 90, un clasicómano impresionante que ganó la París-Roubaix, la Milán-San Remo, la París-Tours y el Tour de Flandes, entre otras, y que ahora lidera el proyecto del Katusha. Tchmil, que no se sabe si es ruso, moldavo o belga, y que habla en italiano, tampoco quiere mirar al pasado y cuando se refiere a Joaquim Rodríguez lo hace para descubrir a un ciclista joven. Un líder iniciático. "Esto es un inicio. El principio para Joaquim y para el equipo. Esta situación es nueva para él y para nosotros y supone que empezamos el camino de algo ilusionante", explica.

En 2011 el Katusha ha fichado a Dani Moreno y Alberto Losada, al servicio de Purito en las grandes. "Desde 2007 no he parado de crecer y espero que esto siga así, que no pare", abunda el corredor.

La crono y la Bola "El cambio ha sido bueno", dice sobre su primer año en el Katusha el catalán, que ocupa ahora el lugar que deseó siempre, que vivió de cerca con otros líderes, con Beloki, con Valverde, y que no piensa abandonar aunque lo efímero de su liderato se plantee como una cuestión de lógica, pues Nibali, segundo a 33 segundos, es netamente superior en la crono de 46 kilómetros que abre hoy la parte final de una carrera a la que sólo le restarán dos etapas llanas antes de afrontar el asalto a la Bola del Mundo.

"¿Cuánto te conformas con perder?", le preguntan a Joaquim, que responde evasivo que está en la mejor posición posible y que la crono es difícil pero no imposible. "¿Y qué desventaja cree que sería recuperable?", le vuelven a insistir de otra manera que no enreda a Purito, que sonríe y dice que ya ha respondido, que no piensa en perderlo, que ha mejorado mucho su posición en la cabra y que este año ha entrenado más que nunca. "Algo he progresado, de veras, me noto que tengo más empuje en las cronos". En la última que corrió, la del Tour, 51 kilómetros entre los viñedos de Burdeos, perdió 10:17 con Fabián Cancellara. No es una referencia halagüeña. Menos aún las previsiones de Nibali, bronce en los mundiales junior y sub"23, que asegura que le meterá un minuto a Purito si las cosas le van mal y que serán tres -hasta de cuatro habla un director del Katusha- si tanto él como el catalán están a tope. "El recorrido es llano, sin descansos, de ir todo el rato a tope y eso me va bien. Más aún si hace viento. Más aún teniendo en cuanta que salgo sólo dos minutos detrás de Mosquera y le veré todo el tiempo", dice el siciliano, que reconoce que tuvo suerte la víspera en Cotobello, "porque iba realmente mal, pero supe confundir a mis rivales haciendo que pedaleaba cómodo y bajando a por agua para Roman -Kreuziger- para que creyeran que todo estaba correcto".

"De todas maneras", prosigue el líder, "queda la Bola de Mundo". Un puerto que, como Cotobello, no conoce Purito, al menos sus tres últimos kilómetros, los más duros, porque no ha ido a inspeccionarlo como tampoco lo hizo con la etapa del pavés del pasado Tour. "En eso, Nibali y yo estamos igualados. Ninguno conocemos el final, aunque me las arreglaré de alguna manera para poder verlo antes de subir", dice el líder de una Vuelta viva que se puede acabar hoy si el vaticinio de Nibali, al que los días de descanso le sientan de maravilla, se cumple y destroza a Joquim, líder iniciático, en la crono.

Valentin Iglinsky (Astana) 13.41

K. F. de Larrea (Euskaltel-E.) 13.57

Txente G. Acosta (C. d"Epargne)14.15

Pablo Urtasun (Euskaltel-E.)14.32

P. Cazaux (Francaise des Jeux) 14.38

Gorka Verdugo (Euskaltel-E.)14.51

Imanol Erviti (C. d"Epargne)14.58

Juanjo Oroz (Euskaltel-E.)15.26

Juanma Garate (Rabobank)15.34

Amets Txurruka (Euskaltel-E.)15.50

Iñigo Cuesta (Cervélo)15.56

Mikel Nieve (Euskaltel-E.)16.21