moreda. Ha claudicado una mañana tenebrosa, fría, gris y envuelta por la niebla, en Cotobello cuando como exhalaciones doblan la última curva Samuel Sánchez e Igor Antón, que son dos tipos con alas envueltos en sudor. "30:27. El día que suban en la Vuelta no lo harán más rápido", dice el asturiano, que ha escalado mil veces el puerto, a ritmo, haciendo series, despacio, rápido, regulando, de todas las maneras posibles, y que por esa misma razón ha guiado al galdakoztarra, a Intxausti y a Mikel Nieve en la inspección del puerto decisivo en la etapa decisiva, la reina, de la Vuelta. Cree Euskaltel que conocerlo será vital para que Antón e Intxausti sepan a qué atenerse cuando semanas después, es agosto, lo tengan que subir, esta vez con el dorsal de la Vuelta pegado a la chepa. Nadie se imagina entonces que ninguno de los dos, tampoco Samuel, que sigue en Canadá su preparación para el Mundial, estará para entonces y que el que mayor provecho le va a sacar a la experiencia es Nieve, el leitzarra que ganó por aplastamiento, entre otras, el Memorial Valenciaga de 2007, un billete directo al Orbea en 2008 y de ahí, sólo un año después, a Euskaltel-Euskadi. El día de su primera presentación con el equipo naranja, en Gasteiz, Miguel Madariaga habló de él: "Nieve tiene algo, no sé qué es, pero tiene algo". Ayer se supo: raza, mucha raza.
"No me lo creo", fue lo primero que dijo Nieve cuando alcanzó el nirvana en la cima de Cotobello. Estaba en éxtasis. "Es increíble. Ha salido todo perfecto. Sabíamos que la táctica que habíamos hecho es de esas que pocas veces sale, pero esta vez… Teníamos que arriesgar. Eso lo teníamos claro porque no había nada que perder", explicó, eufórico aún, el leitzarra, que atacó pronto a Luis León en Cotobello en lo que muchos creyeron ver un acto suicida. No lo era. Sabía lo que hacía. "Conocía la subida y eso me ha ayudado a regular. Siempre tienes miedo a que te fallen las fuerzas y te cojan, pero esta vez no ha sido así", concedió el ciclista al que Gorka Gerrikagoitia había señalado como el elegido para protagonizar una cabalgada épica por la Asturias minera que sacase al equipo de la zozobra y el desconsuelo al que le había condenado el infortunio de Antón, líder y guía espiritual de Euskaltel en la Vuelta.
"No me lo creo" "Había que levantarse", reivindicó ayer Nieve. "El golpe fue duro porque estaba claro que la Vuelta era de Igor. Él era el más fuerte. Iba a ganar seguro. Pero teníamos que seguir luchando. Así lo hemos planteado por la mañana. Era una apuesta desde muy lejos y nos ha salido bien. Es increíble. Se lo dedico a Igor, a Egoi, a la afición, al equipo, que hoy ha estado impresionante, Amets, Juanjo… Se han dejado todos la piel. ¡Buah! No me lo creo. Ni me imaginaba que nos pudiese salir bien una apuesta tan arriesgada", concluyó exultante el navarro tras firmar la quinta victoria vasca en la presente Vuelta, con lo que los ciclistas de Euskal Herria superan el registro del sensacional 1999 que coronó Igor González de Galdeano con el segundo puesto en Madrid.