Estambul. España y Grecia se enfrenan en octavos de final del Mundial de Turquía, reviviendo de alguna manera la final del pasado Campeonato del Mundo en Japón, hace cuatro años y un día. El 3 de septiembre de 2006 España alcanzó la gloria del mundo de la canasta al proclamarse campeona mundial tras vencer en la final a Grecia por 47-70. Ahora, cuatro años y un día después, ambos equipos vuelven a cruzar sus destinos, aunque el premio sea menor: clasificarse para cuartos.
En aquella final no estuvo presente Pau Gasol, por lesión, pero el resto de jugadores se conjuró para suplir, de alguna manera, su baja. Ahora, con Pau también ausente, España lucha por reencontrar su juego y que se traduzca en resultados, después de una errática primera fase en la ciudad de Esmirna, sede del grupo D.
España partió como favorita de grupo, pero acabó en segundo lugar y por carambola, tras perder ante Francia y Lituania. Pero casi peor que las derrotas ha sido que la selección no ha sacado a relucir su estilo de juego habitual, los contragolpes, la alegría, los tiros imposibles. Solo la defensa, eficaz a ráfagas, ha sacado de algún apuro al equipo.
En la hora de la verdad, cuando el paso atrás o lateral es inútil, se espera que vuelva el espíritu de los campeones del Mundo, de Europa y de los subcampeones olímpicos.
En el apartado físico, la gran duda es el capitán, Juan Carlos Navarro, que no pudo jugar contra Canadá por molestias en la espalda pero que se vestirá de corto para ayudar en todo lo posible a un equipo que necesita su desparpajo para enderezar su trayectoria.
Grecia, también llamada a hacer un mejor papel en la fase previa, acabó en tercera posición del Grupo C y se medirá con España, que se ha convertido en una especie de bestia negra particular para los helenos. La gran novedad con respecto a las semifinales del Europeo de Polonia, del año pasado, en el que también se enfrentaron ambos equipos con victoria para España por 82-64, es la presencia "de su gran estrella", como la definió Scariolo, Diamantidis.
Además, Grecia mantiene a jugadores de la calidad de Vasileios Spanoulis o Ioannis Bouroussis capaces de decantar un partido por si solos. El pronóstico es imposible. Por resultados entre ambos los años anteriores, España ganaría fácil, pero por calidad, experiencia y trayectoria en el actual Mundial, cualquiera puede ganar. Como siempre, los pequeños detalles, la defensa, los rebotes y las pérdidas pueden desnivelar el fiel de la balanza.
En esta ocasión el premio no es una medalla mundial o una final europea. Ahora el premio es un billete para los cuartos de final.