izmir. Fadi El Khatib es un auténtico ídolo en el Líbano. Casi un semidiós para sus seguidores, especialmente tras su excelsa actuación en el Mundial de 2006. Tras llevar en volandas a su selección en el encuentro de ayer ante Canadá, la leyenda se agrandará aún más si cabe en su tierra natal. El resultado final (71-81) puede llevar a engaños, pues la selección norteamericana dominó el partido durante buena parte, llegando a colocarse 52-44 en el marcador. Canadá, sin Nash ni Magloire -ni siquiera con el ex baskonista Carl English en sus filas- reduce su potencial a niveles irrisorios, y tras este batacazo inaugural las cosas no apuntan a mejor.

Corría el tercer cuarto cuando El Khatib se cansó de permanecer agazapado. A sus 31 años, el alero libanés destapó el tarro de las esencias y se permitió el lujo de anotar nada menos que 16 puntos en ese periodo, después de llegar al descanso con apenas cinco en su bolsillo. En el tramo final, su control del juego permitió a Líbano certificar su victoria con un contundente parcial de 13-24.

Agonía neozelandesa Mientras tanto, Lituania mató su duelo contra Nueva Zelanda desde el segundo cuarto, en el que un descomunal parcial de 2-20 noqueó a la escuadra oceánica con una puñalada mortal de necesidad. Una vez más, Linas Kleiza se adueñó de los galones de líder en el combinado báltico, con 27 puntos y ocho rebotes que convierten al nuevo jugador de los Toronto Raptors en una de las primeras estrellas de este Mundial en elevar su voz por encima del resto.

Sin embargo, Nueva Zelanda no parecía dispuesta a morir sin presentar batalla. Y, como cabía esperar, Kirk Penney, emergió en el debut del combinado kiwi para anotar nada menos que 37 puntos, con nueve tiros de dos puntos encestados de sus once intentos. Eso sí, la buena mano del exterior de 1,95 metros desde la línea de tres puntos la dejó para otro días, pues apenas consiguió anotar uno de los nueve triples que se jugó. De su mano, la selección neozelandesa fue capaz de acercarse en el electrónico hasta un 75-82 que les hizo soñar con una gesta que parecía imposible de lograr. Por si acaso, Kleiza se encargó de que no alcanzaran su sueño, finiquitando el choque con un par de buenas acciones en ataque. España deberá tener mucho cuidado con el antiguo alero del Olympiacos.