en un símil tenístico diríamos que el Baskonia tiene tres match point, los dos primeros con saque a favor, para llevarse el título. Tras el primer partido el Barça salió a la cancha con varios objetivos: uno, presionar a Marcelinho desde arriba para ralentizar el ataque. Para ello puso en juego sus tres bases. En segundo lugar, no permitir a Splitter campar a sus anchas y propusieron un juego muy físico para desgastarlo. En tercer lugar, buscar un juego más alegre y rápido. En cuarto, endurecer el partido, cosa que se notó en la cantidad de tiros libres. Y por último, demostrar que tienen mejor banquillo y más jugadores determinantes, lo cual podía aumentar la confianza en sus posibilidades de victoria.Tanto Ricky como Lakovic o Sada hicieron una defensa asfixiante sobre Marcelhino, pero el brasileño está demostrando en este final de ejercicio un grado de solidez y decisión que le permite una mejor lectura del juego estático y sobre todo del pick and roll, donde poco a poco busca más opciones que la mera continuación del pívot. Ha dado un gran paso adelante. Además, Palacio, cuando le sustituyó, mantuvo la solidez y nunca perdió la cara al partido. En cuanto a Splitter, tanto Ndong como Lorbek le castigaron mucho físicamente y no pudo anotar como en él es habitual. Pero en esos casos es donde se ve la inteligencia y la madurez de un jugador. Vio que no era día para hacer grandes números y se concentró en defender duro, asistir a sus compañeros en los cortes, hacer grandes ayudas defensivas y en rebotear. En cuanto a intentar imponer un ritmo fuerte, el Barça no consiguió su propósito. El Caja Laboral realizó un gran trabajo defensivo con jugadores que no son especialistas en esa faceta. Navarro apenas pudo mirar al aro y además no le permitieron generar juego para sus compañeros. Si a eso le añadimos que Ricky no está teniendo el final de temporada soñado, tenemos como resultado que jugadores como Vázquez se queden sin prácticamente nada que aportar. En cuanto a la profundidad de banquillo, es verdad que el Barça tiene más y mejor, pero el Caja Laboral fue capaz de ralentizar y alargar sus movimientos de ataque y, por lo tanto, no pudo romper el partido y tuvo que basar su juego más en la inspiración que en la superioridad táctica. Tras el 0-2, el favoritismo ha pasado al bando baskonista. Ahora es tiempo de reflexión para gestionarlo de la mejor manera. Estaría bien que los vitorianos ahondaran más en lo que perciben, cultivar una actitud de tranquilidad y demostrar las ganas de competir y de ser un equipo generoso y solidario.
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