ALEMANIA Neuer, Lahm, Friedrich, Mertescker, Badstuber, Schweinsteiger, Khedira, Mesut Özil (Gómez, m.74), Müller, Podolski (Marin, m.81), Klose (Cacau, m.68).

AUSTRALIA Schwarzer; Wilkshire, Moore, Neill, Chipperfield; Emerton, Culina, Grella (Holman, m.46), Valeri, Cahill, García (Rukavytsya, m.64).

Goles 1-0, m.8: Podolski. 2-0, m.26: Klose. 3-0, m.68: Müller. 4-0, m.70: Cacau.

Árbitro Marco Rodríguez (México). Mostró amarillas a Özil, Cacau, Moore, Neil y Valeri. Roja directa a Cahill (m.57) por una entrada a Schweinsteiger.

Estadio Moses Mabhida de Durban ante unos 60.000 espectadores.

durban. Se ha repetido una y mil veces eso de que el fútbol es un deporte en el que juegan once contra once y al final siempre ganan los alemanes. Puede que la letanía resulte exagerada, teniendo en cuenta que en los últimos años el combinado germano se ha habituado más a perder finales que a ganarlas, pero lo cierto es que algo tienen siempre las selecciones de Alemania que invita a pensar que, como mínimo, van a luchar en todas las competiciones por estar siempre entre los mejores.

Así quedó patente ayer, en el debut del equipo tetutón ante la todavía verde selección de Australia, que acabó aplastada y recibió una goleada que podría haber sido mucho mayor a poco que los atacantes del equipo que dirige Joachim Löw hubieran estado un poco más acertados. En cualquier caso, una Alemania completamente renovada, con apenas cinco o seis caras conocidas para el gran público, ofreció ayer la primera gran exhibición de fútbol en un Mundial que echaba en falta en sus primeras jornadas que alguien comenzara a marcar diferencias.

Así las cosas, y a pesar de que eran pocos los que la consideraban una candidata al título, la joven selección germana presentó su candidatura con un fútbol que va mucho más allá de la intensidad física que históricamente ha abanderado. Ayer, frente a Australia, el equipo alemán jugó bien al fútbol, con la figura de un talentoso descendiente de inmigrantes turcos, Mesut Özil, que parece llamado a convertirse en la gran estrella del equipo.

El capitán, Philipp Lahm, quería una victoria contundente y la tuvo. Lo que nunca pudo imaginar es que les pudiera demandar tan poco esfuerzo. En el minuto 4, Wilkishire lanzó un córner y García, que se encontró un balón en el área pequeña, remató a la media vuelta contra un defensa. Australia lamentaría no haber aprovechado esa oportunidad porque ya no volvió a tener otra en todo el partido.

Alemania, tres veces campeona del mundo, parecía no tener prisa, atrincherada en su campo, pero en el minuto siete Klose se quedó por primera vez solo. Disparó al cuerpo del portero. Un minuto después, Podolski no perdonó. Müller centró raso desde la derecha y el goleador del Colonia, entrando en el segundo palo, remató a la red. Tocó el portero Schwarzer, pero el balón se coló por la escuadra.

Sin haber roto a sudar, Alemania, con uno de los equipos más jóvenes del Mundial (25,4 años de media), se encontraba arriba en el marcador. Desde el Mundial de España"82, cuando cayó frente a Argelia por 2-1, Alemania no conoce la derrota en su debut. En sólo dos ataques, Alemania había dispuesto de dos ocasiones claras y con varias opciones de remate. La ingenuidad defensiva de Australia, sobre todo en el flanco izquierdo, invitaba a la relajación germana.

Klose cargó de razones a sus críticos cuando echó fuera un remate en la boca del gol, tras recibir de Özil, pero en el minuto 26, a la tercera, acertó con la puerta, rematando de cabeza un balón colgado sobre el área de Schwarzer, que no midió bien su salida. Australia, en otros tiempos un equipo duro, combativo, salió derrotada del túnel y no supo poner la menor objeción a una victoria alemana que todos daban por segura. Pim Verbeek metió a Holman por Grella tras el descanso y Australia tuvo más tiempo el balón, pero fue Alemania la que siguió disfrutando de ocasiones casi sin proponérselo.

En el miunto 57, el camino quedó ya por completo expedito para Alemania cuando Cahill fue expulsado por una entrada a Schweinsteiger. Klose, máximo goleador alemán en Mundiales con 11 tantos, perdió una buena ocasión para hacer al menos cuatro, marrando, una tras otra, ocasiones ante la puerta rival.

Müller, en el 68, hizo el tercero de remate raso y cruzado, tocando el poste, y el partido tomó un cariz de fiesta dominical para los alemanes, que nunca soñaron con un debut tan plácido. Dos minutos después de salir al campo, en el primer balón que tocó, el germano-brasileño Cacau, a pase de Özil, la gran figura del partido, subió el cuarto y definitivo al marcador.

Casi sin poner toda la carne en el asador, Alemania había firmado una goleada de escándalo, la primera del Mundial, que allana su camino hacia el primer puesto del grupo D. Los australianos, para los que el futuro pintaba negro en las apuestas antes del debut mundialista, tendrán que mejorar mucho si pretenden, por lo menos, pelear por hacerse con el segundo puesto de un grupo que Alemania quiere liderar con brazo de hierro.