Vitoria. Corría el 13 de junio de 1982 cuando un joven de 21 años se estrenaba con la camiseta de Argentina en un Mundial. Diego Armando Maradona tuvo en el Camp Nou, precisamente en el campo de un Barcelona para el que jugaría a partir de la siguiente temporada, su bautismo de fuego en la gran cita del fútbol en un partido en el que la albiceleste no pudo imponerse a Bélgica y en el que El Pelusa estuvo perfectamente controlado por la zaga del cuadro europeo.
Arrancaba entonces la carrera de un mito en el gran evento que le proporcionaría gloria eterna y que le conduciría al Olimpo futbolístico al lado, y quien sabe si por encima, de los Pelé, Di Stéfano y Cruyff. Pero todo eso llegaría cuatro años después, en México"86, el Mundial de Maradona, de la mano de Dios y del gol más memorable de la historia del fútbol, acompañado de una no menos histórica retransmisión por parte de un Víctor Hugo Morales que, como El Pelusa, también figura desde entonces en los anales de la historia balompédica.
Pero toda esa leyenda llegaría cuatro años después del amargo estreno de Maradona en el partido inaugural de un Mundial de España"82 en el que el genio argentino apenas pudo hacer nada para conducir a su selección al éxito. En ese estreno, un gol de Van den Bergh en el minuto 62 dejó con la miel en los labios a un Maradona que estrelló una falta en el larguero.
El genio argentino consiguió dos goles en un Mundial que abandonó por la puerta falsa tras ser expulsado por dar una patada a un rival. Tras esta primera aparición El Diez se consagraría con el título mundialista en México, al que contribuyó con cinco goles, y volvería a aparecer en Italia"90 y Estados Unidos"94, el que marcaría su definitiva decadencia. Ahora, Maradona busca consagrarse en el banquillo.