Me sorprendió la puesta en escena de los dos equipos durante el primer cuarto del miércoles. Se desarrolló sin apenas interrupciones, sin faltas, sin mordiente, con defensas muy blandas y con la mente de todos puesta en anotar más que el contrario. Se asemejaba más a un partido de liga regular, de fase de rodaje. Es todo lo contrario a lo que entendemos por un duelo de play off: defensa rocosa, juego trabado, intensidad en cada acción desde el inicio, trabajo psicológico, desgaste defensivo, cerrar el rebote, minimizar las pérdidas de balón... Los dos equipos se jugaban mucho, pero más el Madrid evidentemente. La táctica de Messina fue jugar de espaldas a canasta con toda la artilleria de que disponía. De ahí que su juego interior formado por Reyes, Tomic, Lavrinovic y Garbajosa aportara prácticamente el 50% de la anotación total, cuando en toda la fase regular no ha pasado del 42%. Y eso sin contar a Velickovic, que también sacó partido. Además todos ellos tuvieron unos grandes porcentajes, que repercutieron en la valoración de equipo. Y el que no tuvo un gran día en el tiro, como Velickovic, lo arregló con una gran ayuda en el rebote y las asistencias. Otro dato a tener en cuenta es que la aportación en este partido de los aleros baskonistas ha sido la peor de toda la serie. Cuando han estado promediando durante el año casi el 50% de la producción total del equipo, el miércoles no llegaron al 24%. Y tanto en el primer como en el segundo encuentro de la serie, pese a no ofrecer demasiada anotación, se fueron al 37%, algo más asumible. El tiro libre fue una condena para el equipo vitoriano. Hacía tiempo que no tenía unos porcentajes tan bajos (el 43%, frente al 76-78% habitual). Sin embargo, a pesar de estos contratiempos, pudo disputar la victoria hasta los últimos minutos. El Madrid no está para tirar cohetes. Tiene grandes jugadores, pero son tres los que sacan las castañas del fuego: Llull, Tomic y Felipe. Si ellos no carburan, tendrán muy difícil forzar el quinto partido. En definitiva, dominio del Madrid en la pintura y victoria como consecuencia del acierto en el tiro exterior en los últimos minutos. Paradojas de la vida. Toca seguir creyendo en el equipo, que está demostrando ser mejor que el Madrid.