vitoria. Pese a ser el arte marcial más antiguo de todos, con más de 3.000 años de historia a sus espaldas, Patxi Marta considera que "no es un deporte del todo reconocido". De hecho, como confiesa este gasteiztarra de adopción, en su momento el Consejo Superior de Deportes les obligó a entrar a formar parte de la Federación Española de Judo, de la que no tardarían en salir. "Era algo que no estaba bien visto ni en China, que es de donde es originario el deporte, ni por nosotros mismos. Es que no tenemos nada en común", confiesa.
Por todo ello, no les quedó más remedio a los practicantes del wushu que englobarse en distintas asociaciones para practicar su deporte y poder competir así posteriormente en distintos eventos internacionales. "Funcionamos como federación, pero estamos en una situación un poco alegal", lamenta Patxi Marta.
Y es que el maestro gasteiztarra mira con cierta envidia lo que ocurre en otros sitios más cercanos, donde el wushu tiene una federación propia. "En Andorra la hay de kung fu", asegura.
SITUACIÓN INTERMEDIA El hecho de no estar adscrito a federación deportiva alguna les impide recibir cualquier tipo de subvención y por ello, son los propios competidores los que se sufragan por sus propios medios la mayoría de los gastos cuando tienen que ir a alguna competición. "La escuela les paga la inscripción que pueden ser unos 100 euros por campeonato, pero ellos corren con los gastos de viaje y alojamiento".
La culpa de esta falta de ayudas la tiene esa situación intermedia en la que se encuentran tras desligarse de la federación de judo. "No podíamos seguir allí. El wushu es otro deporte", proclama. Eso sí, no con el reconocimiento que merece a su juicio. "No está tan reconocido como el karate o el taekwondo".
Apartado. Por eso no recibe ayudas como explica el propio Marta. "Por un lado nos dicen que no somos deporte y no podemos recibir dinero como federación y por otro también nos dicen que no somos una asociación cultural y por ahí tampoco llegan las ayudas", se queja el maestro vitoriano. De hecho, los seis alaveses que acudirán este fin de semana al Europeo de Roma han tenido que sufragar de su propio bolsillo todo el viaje y los costes de la inscripción. La única ayuda que han recibido ha llegado por parte de la tienda Naturhouse de Heraclio Fournier que les ha pagado los distintos trajes que utilizarán en la competición.
Al menos Marta confía en que esta situación cambie para el futuro. "Esperemos que vaya a mejor y entre todos podamos encontrar una solución", suspira.