Barcelona. El Anderlecht en la Recopa, el Göteborg y el Dinamo de Kiev en la Copa de Europa, el Chelsea en la Liga de Campeones y el Atlético de Madrid en la Copa del Rey experimentaron en su día lo largos que son noventa minutos en el Camp Nou. Todos ellos llegaron al estadio azulgrana con cómodas rentas del partido de ida, con resultados suficientemente amplios para asegurarse el pase a la siguiente ronda, pero se toparon con una de esas noches mágicas del barcelonismo en las que afición y equipo se conjuran para cumplir un objetivo: el de la remontada. Con esa misma intención afronta el Barcelona su partido de mañana miércoles ante el Inter de Milán, que le ganó 3-1 en la ida de las semifinales de la Liga de Campeones.
El 1 de noviembre de 1978 el Anderlecht belga se presentó en el Camp Nou con la tranquilidad que reporta el 3-0 conseguido en el Emil Versé de Bruselas dos semanas antes. Pero se topó con un Barça demoledor que forzó la prórroga y ganó en los penaltis tras igualar el 3-0 en el tiempo reglamentario con goles de Krankl, Heredia y Zuviría, este último a cuatro minutos del final. Eran los octavos de final de la Recopa 1978-79, que el conjunto azulgrana conquistaría meses después en aquella mítica final de Basilea en la que ganó al Fortuna Düsseldorf.
Algo similar le sucedió al Göteborg siete años después. Los suecos habían derrotado al Barcelona en la ida de las semifinales de la Copa de Europa de 1986, en el estadio Ullevi, en un lamentable partido del equipo que entonces dirigía Therry Venables. El 3-0 parecía definitivo, pero la del 16 de abril de 1986 fue la noche de Pichi Alonso, que anotó un triplete en un Camp Nou hasta la bandera (100.000 espectadores) para forzar la prórroga. El Barça pasaría por penaltis, el mismo modo en el que semanas después perdería la final de Sevilla ante el Steaua de Bucarest.
Otra noche mágica para el barcelonismo fue la del 29 de septiembre de 1993. La Liga de Campeones de aquella temporada no había hecho nada más que empezar y el Barça estaba a punto de caer a las primeras de cambio. La culpa, del Dinamo de Kiev ucraniano, que en el Estadio de la República le había dado un repaso en toda regla (3-1) al equipo de Johan Cruyff. Aquel partido de vuelta, disputado en el Camp Nou, es para muchos el mejor que se le recuerda al Dream Team. El Barcelona ganó por 4-1 (Bakero, por dos ocasiones, Laudrup y Koeman hicieron los goles locales), pero pudo hacerlo por un resultado muchísimo más amplio, a tenor del caudal de juego ofensivo y de las oportunidades claras de gol que generó durante noventa minutos.
El barcelonismo también recordará la Liga de Campeones 1999-2000 por la remontada en los cuartos de final ante el Chelsea, que había vencido por 3-1 en Stamford Bridge en ocho minutos fatídicos. En la vuelta, disputada el 18 de abril de 2000, el cuadro de Van Gaal igualó la eliminatoria (3-1) con los goles de Rivaldo, Figo y Dani, y culminó la gesta en la prórroga con otros dos tantos de Rivaldo y Kluivert (5-1).