Que Igor Rakocevic es un jugador un tanto especial es una cuestión de dominio público. Su fuerte personalidad ha marcado la carrera del escolta serbio en innumerables ocasiones, y si no que se lo pregunten al público del Martín Carpena. Pero el último incidente del antiguo jugador del Baskonia ha dejado anonadados a propios y extraños. Desde que aterrizó en Estambul el pasado verano las cosas no le han ido demasiado bien, y la relación con su técnico, Ergin Ataman, era más propia de una terrorífica película de la Hammer que de una soporífera comedia romántica de Jennifer Aniston.

Por eso, cuando Rako se levantó como un resorte del banquillo en mitad del partido al ser recriminado por su entrenador, nadie esperaba nada nuevo. Y la realidad superó cualquier expectativa. Con una expresión de ira en su rostro que habría acongojado hasta el mismísimo Chuck Norris, el jugador nacido en Belgrado inició toda una retahíla de improperios y gestos amenazantes delante de un Ataman que permaneció impertérrito como una estatua mientras Rakocevic le gritaba desencajado acercando su cara a escasos milímetros de la del preparador turco. In your face, que dirían en la NBA.

Sólo la intervención de su compañero Mario Kasun, otra de las estrellas damnificadas por el dueño del banquillo del Efes Pilsen, evitó que las cosas fueran a mayores en medio de un ambiente enormemente enrarecido. El Maccabi de Tel Aviv estaba apuntillando en su feudo a la escuadra de Estambul, que acabó perdiendo el partido por 72-62 y viéndose abocada al último puesto de su grupo, con el billete para el Top 16 más lejos que nunca.

El ex jugador baskonista tan sólo disputó ocho minutos en los que anotó tres míseros puntos. Un paupérrimo bagaje que se unía a los cuatro minutos que jugó contra el Real Madrid o los ocho puntos en veinte minutos de su encuentro frente al Montepaschi. Aunque el club otomano y la propia Euroliga se encargaron de enterrar el pequeño incidente, un vídeo colgado en YouTube por un aficionado presente el pasado jueves en el Nokia Arena trasladó la bronca a la Red en todo su esplendor.

A juzgar por las declaraciones de Ergin Ataman, el futuro de Rakocevic en la descomunal urbe dividida por el puente del Bósforo pende de un fino hilo que, por cierto, al propio escolta tampoco le importaría cortar. "Igor se ha pasado de la raya. Hemos hecho todo lo posible para integrarlo en el equipo pero tiene muy pocas posibilidades de quedarse" apuntó el entrenador del Efes antes de subrayar que, para él, "lo más importante es la lealtad de un jugador a la disciplina del equipo" y advertir que pasaría un informe completo de la situación a la directiva.

Por su parte, desde la entidad de la antigua Constantinopla apuntaron que las imágenes de su jugador gritando como un loco a su jefe eran "muy poco agradables". Pese a todo, Igor Rakocevic continúa ejercitándose con el equipo a la espera de conocer el castigo que percibirá por su papeleta. Quizá como pequeño gesto de reconciliación en pleno día de los enamorados, el pasado domingo Ataman permitió al dos serbio jugar veinte minutos en su choque liguero contra el Fenerbahce, que por cierto se saldó con derrota del Efes por 79-60.

El Unicaja anda al acecho A pesar de sus dos años de contrato y su voluminosa ficha, al escolta serbio no le van a faltar novias si finalmente el cuadro turco opta por cortarle o pactar con él una salida todo lo amistosa posible. Rakocevic, que en su despedida de la capital alavesa dijo haber elegido su nuevo destino porque así estaría mucho más cerca de su Belgrado natal, parece que no vería con malos ojos un retorno a la ACB. Y ahí entra el Unicaja de Málaga, que ha visto como su reluciente y último fichaje, Juan Dixon, acaba de dar positivo por nandrolona y tiene prácticamente imposible continuar en la liga española.

El veterano jugador norteamericano se encuentra ya en su país, donde esperará a conocer el contraanálisis que confirme su punto y final a su aventura malagueña. Curiosamente, el equipo de Aíto García Reneses ya tentó a Rako antes de decantarse por un mucho más asequible Dixon. Ahora, aguardan agazapados a que el Efes Pilsen tome una decisión sobre el futuro del díscolo pero certero tirador serbio.