Dallas. Lo que no consiguieron grandes monstruos del mate como Michael Jordan o Dominique Wilkins lo ha firmado este fin de semana un diminuto jugador de los Knicks de Nueva York que se ha convertido en leyenda. Nate Robinson, el menudo microondas del combinado del Madison Square Garden, obtuvo la madrugada de ayer su tercer título de matador. Se convirtió en el primer jugador que logra adjudicarse en tres ocasiones el depauperado concurso de mates del All Star Weekend de la NBA. Nate Robinson, mejor "matador" en 2006 y 2009, conquistó su particular triplete en un concurso que careció de la espectacularidad de otras ediciones. Y es que poco o nada tienen que ver los concursos actuales con los que mantenían en vela a miles de personas en las madrugadas de los ochenta. Aun así, Robinson ganó con justicia. Fue el mejor en una cita en la que sus competidores defraudaron a los aficionados, que aguardaban una competición mucho más espectacular.
Criptonita Robinson, el antídoto de Superman Howard, apenas encontró cierta oposición en el rookie Demar Derozan, compañero de equipo del ex baskonista José Manuel Calderón en los Toronto Raptors. Los otros dos participantes, sobre los que se habían depositado importantes expectativas, apenas aportaron espectáculo en uno de los concursos más flojos que se han celebrado en los últimos años.
otro "enano volador" El jugador de los Knicks, heredero de otros enanos voladores como Spud Webb, elevó sus 175 centímetros para sellar los mejores mates de la noche y ganar el galardón por tercera vez. Lo que nadie ha conseguido lo ha logrado él.
La competición, en cualquier caso, decepcionó por el conformismo de Gerarld Wallace, un especialista que incluso en los partidos ejecuta mates dignos del concurso, y sobre todo por la falta de imaginación del base de Lakers Shannon Brown, cuya presencia prometía mejores mates y que se había convertido a lo largo de la semana en el principal favorito.
Al final, sólo Derozan, que recibió la máxima puntuación por uno de sus mates en la primera ronda, opuso algo de resistencia al ganador, si bien en la final apenas pudo plantar cara ante Robinson, que realizó un sobrecogedor vuelo para cerrar el concurso y sellar su tercer título. Robinson, que el pasado año se impuso a Dwight Howard, echó en falta un rival más entonado para que su victoria luciera más.