vitoria. Valiente, en su madurez deportiva, más tranquilo, pero sin perder ese nervio y mala leche necesarios en los sprints, Koldo Fernández de Larrea se ve en condiciones para poder brillar como espera.

Empieza su séptima temporada en profesionales, ¿cómo la afronta?

Con muchas ganas e ilusión. Es otro año más y vamos a intentar conseguir todos los triunfos que se pueda y principalmente lograr una victoria ProTour, que desde que gané en la Tirreno Adriático la primera vez no he vuelto a ganar una y es la espina que tengo clavada.

¿Con la misma ilusión que cuando debutó?

Es diferente. Cuando debutas tienes más nerviosismo porque no sabes cómo vas a andar, pero aunque es mi séptima temporada, todavía tengo ahí el gusanillo en el estómago. Creo que el día que pierda eso, no será bueno.

Ya es uno de los veteranos del grupo. ¿Sorprendido por el dato?

No. Tengo 28 años y sé que soy de los mayores, pero no le doy más importancia. Con esta edad ya ha desaparecido el nerviosismo del debut al no saber lo que te espera y ahora, ya tienes un buen nivel y te pides más. Ahora lo único que valen son las victorias, ya que ser segundo o tercero no se tiene en cuenta.

Koldo se exige, pero el equipo también lo hace, ya que cada año le van dando más galones. ¿Cómo lleva eso de asumir esa responsabilidad?

Lo mejor que podemos. Te exigen, pero cada persona también se mete a sí mismo presión. A todos nos gusta andar bien y yo soy el primero que me exijo y nadie me pone más presión que yo.

¿Se siente cómodo con todo un equipo trabajando para usted?

Hombre, cómodo, cómodo. Eso supone más presión. Si no ganas, no sólo te fallas a ti mismo, sino que has fallado a los compañeros que han estado trabajando todo el día para ti dejando a un lado sus opciones. Tienes la sensación de que has hecho algo mal y por eso hay que tratar de hacerlo siempre lo mejor posible, no sólo por mí, sino por ellos también.

¿Se hace difícil de llevar?

Sí, pero bueno, al final aprendes a convivir con ello. El ciclismo es así, a veces hay que trabajar para un líder, unas para Samuel, otras para mí, y no siempre sale bien.

Ha comentado que su espina clavada son los triunfos en citas ProTour. ¿Cambiaría sus 9 victorias, por una en cualquiera de las tres grandes?

No. La primera que conseguí fue en la Tirreno Adriático y estaban todos los mejores sprinters de nivel mundial, pero después no he vuelto a ganar en una prueba importante. En el sprint, también hay que tener un poco de suerte. Muchas veces he hecho segundo en la Vuelta o tercero en el Giro y si en vez de tomar una decisión, hubiera tomado otra, quizá habría conseguido la victoria. Es algo muy complicado.

¿Tanto?

Sí. Al final no es como un escalador, donde el más fuerte es el que gana. Aquí hace falta un poco de suerte.

Todos los técnicos dicen que ya ha llegado a su madurez deportiva. ¿Coincide con ellos?

Creo que sí. Físicamente, entrenando por ejemplo, me veo muy bien. Sé que de forma estoy muy bien. Los vatios y el pulso no te engañan. Sé que es cuando más vatios estoy moviendo y a un buen pulso, o sea que sé que estoy bien, pero el sprint no es una ciencia exacta.

Y, ¿se puede esperar esta campaña el triunfo de Koldo en una grande?

Yo espero que sí. Confío en mí. Voy a correr Vuelta a España y, si no es ahí, pues bien sea en París-Niza o en cualquier otra carrera importante, estando como estoy, creo que debería conseguir esa victoria. Al menos, es lo que yo me pido a mí mismo.

¿Incluso, si enfrente tiene a un Cavendish que muestra el nivel que tuvo el año pasado en el Tour?

Buff. Ahora mismo es muy difícil batirle. No solamente porque él está muy fuerte, sino porque aparte tiene el mejor equipo del mundo. A un corredor que le dejan a 180 metros, a 60 kilómetros por hora y alguien como Cavendish, es que en un 95% de ocasiones es imbatible. El que le gane tiene que ir justo detrás suyo, a su rueda y que no haya tenido que gastar todas las fuerzas peleándose por coger la posición. Él va detrás de sus compañeros, no se pelea con nadie y llega con todas las fuerzas intactas al sprint. Encima él es muy rápido, con lo que es muy difícil ganarle, pero todo puede suceder. Al 100% no es imbatible.

¿Echa de menos no tener a su lado un bloque como el que tiene el británico en el Columbia?

Es envidiable el equipo que tiene. Es al 100% para él y eso es muy importante. Petacchi y Cipollini tuvieron su treno para los sprints y ahora es Cavendish el que tiene el mejor bloque, mientras que antes cada uno se buscaba la vida.

Con unos lanzadores así, Koldo llevaría ya... ¿Cuántas victorias?

Eso no se puede saber. Aunque yo crea que igual pudiera llevar más, lo que tenemos es lo que hay y es con lo que tenemos que ir para delante. Además, estoy encantado con mis compañeros ya que se dejan el 100%.

La falta de un buen bloque se suple con valentía y colocación. Por lo que se ha visto, miedo no es que tenga.

Miedo no puedo tener, por eso a veces me pego los golpes que me pego. Yo soy un tío que me levanto después de un buen golpe y no es que suela coger miedo, por eso quizá tengo un poco fama de loco, pero qué le vamos a hacer.

Es que en esto, si se tiene miedo ¿mejor ni plantearse entrar?

Sí, sí. Hay que ir decidido. Si vas con dudas no tienes nada que hacer, porque al final vas a frenar y en vez de arrancar de la posición segunda, tercera o cuarta que es desde donde hay que arrancar un sprint pues arrancas desde el décimo puesto y como mucho vas a llegar hasta el quinto. No vas a remontar más.

¿Se ha ido serenando con los años o sigue siendo tan impulsivo?

Creo que me voy tranquilizando. Hombre, cuando llegan los dos últimos kilómetros hay que sacar el nervio y la mala leche porque si no te comen otros. Al final, todos queremos ganar y hay que sacar ese genio, pero en la vida normal me he ido tranquilizando y me ha venido bien.

Usted ha cambiado, y el equipo ¿ha variado mucho?

Sí, también. Con Igor se cambiaron muchas cosas. Hay otra filosofía. Existe una mayor planificación y en lo deportivo se está mejor que antes. Igor ha traído mejoras en innovación, se trabaja en el túnel del viento, biomecánica y cosas de estas, que él ha trabajado con Manolo y las aplica ahora aquí.

Este año ya no está Miguel Madariaga. ¿Le echan de menos?

Sí. Miguel es imprescindible en este equipo. Esperemos que todavía nos apoye, porque al final es el que ha conseguido siempre el dinero y, si no está él, seguro que va a ser bastante más difícil.

¿Qué se puede esperar del equipo?

Todos están con ganas. Toca renovar patrocinio, los corredores tienen que renovar contrato y todo el mundo lo quiere hacer bien. Samuel es la principal baza y luego estamos Igor Antón, Intxausti, Rubén Pérez y yo, que tenemos que conseguir victorias para el equipo.

Euskaltel ya ha conseguido muchas cosas, pero falta un podio en París. ¿Se puede soñar con él este año?

Si Samuel está bien, vete tú a saber. Va a haber una guerra entre Armstrong y Contador y quién sabe si a río revuelto, ganancia de pescadores. No vamos a decir que no, porque todo puede suceder.