SIETE décadas después aún se mantiene viva la figura de Isidro Lángara Galarraga (Pasaia, 25-V-1912; Andoain, 21-VIII-1992). El prestigioso diario argentino Clarín ha rendido homenaje esta semana al "vasco que inundó el mundo de goles" con un reportaje biográfico en el que repasa su azarosa carrera deportiva, en la que se erigió como Pichichi en seis ocasiones en tres Ligas distintas (Argentina, México y España), destacando el día en que debutó en San Lorenzo de Almagro en 1939 endosándole cuatro goles a River Plate. Asimismo, se enroló en la selección de Euskadi creada por el Ejecutivo vasco con el fin de recaudar fondos para los refugiados vascos y en favor de la República durante la Guerra Civil.

Si hoy existiera, "su cláusula sería similar a la de Ibrahimovic", apuntan sobre el futbolista que fichó con 18 años por el Oviedo, firmando 80 goles entre 1933 y 1936. En su primera etapa ovetense, tuvo un promedio de más de un gol por partido: 281 tantos en 220 encuentros oficiales. Como se recoge en el libro De Fozaneldi al Parque del Oeste. 80 años del fútbol en Oviedo, "tenía un cuerpo atlético, una fuerza muscular impresionante y una flexibilidad de elegido. Cintura estrecha. Buen equilibrio, capacidad funcional en las caderas para poder levantar las piernas como lo puede hacer un karateca. Así remataba, sin parar el balón, a cualquier altura. Manejaba las dos piernas tanto que no se sabía si era derecho o zurdo".

En su periplo por América con el combinado euskaldun, coincidió con Luis Regueiro (histórico mediocampista del Real Unión) y Guillermo Gorostiza (delantero formado en el Arenas y estrella del Athletic). El recuerdo del periódico argentino destaca cómo aquella selección recaló en México, donde disputó la Liga Mayor de la campaña 1938-39 bajo el sobrenombre de Club Deportivo Euskadi. Concluido el conflicto bélico, optó por seguir exiliado y, recomendado por Ángel Zubieta e impulsado por su amigo Evaristo Palacios, "ese delantero implacable llegó a San Lorenzo". "Su debut con la camiseta azulgrana fue propio de una película de guión inverosímil". Llegó a Buenos Aires, se bajó del barco y le hizo cuatro goles a River. Jugó cuatro años para la entidad de Boedo. En 121 partidos registró 110 goles, que le permiten estar en el top ten de la historia del club. Ahora, en el Salón de Trofeos del Nuevo Gasómetro, un busto con la clásica boina lo evoca cada día.

Sus siguientes pasos los dio en el fútbol mexicano: en 1943 fue contratado por el Real Club España. En su primera campaña, marcó 27 tantos; y en las dos siguientes, anotó 38 y 40, respectivamente. Allí ganó una Copa y la Liga. A su vuelta al Estado español continuó siendo estandarte del Oviedo, pero sus últimos retazos de crack los hizo otra vez en México. Y luego se dedicó a la dirección técnica, siendo entrenador de San Lorenzo en 1955. Falleció en 1992 en Andoain. "Se fue sin saber que ahora gol en su idioma también se dice Lángara", reseña Clarín.