Buenos Aires. Ariel Ortega se ha metido en un profundo agujero. El ex jugador del Valencia, ahora de regreso en el River Plate de su corazón, se ha convertido en un adicto a la bebida y lo está pasando muy mal para, a sus 35 años, volver a ser futbolista.

"Lloro cuando estoy solo", confesó el delantero argentino, quien desde hace un tiempo intenta recuperarse de alcoholismo y que el pasado fin de semana volvió a jugar con los millonarios tras varias semanas de ausencia.

En sendas entrevistas que publicaban ayer los diarios Olé y Clarín, el Burrito admitió que le duelen las críticas y le molesta cuando en los medios de comunicación "se ensañan al buscar la vuelta" a la adicción que arrastra desde hace meses. En realidad, según relata en la entrevista, esas críticas lo están hundiendo aún más.

"Soy una persona como cualquiera, que tiene problemas como cualquiera. Y trato de resolverlos lo mejor que puedo. O vivir lo más feliz que puedo", señalaba Ortega en las citadas entrevistas.

El Burrito, que además de en España jugó en Italia (Parma y Sampdoria) y Turquía (Fenerbah ce), explicó que no está "blindado" ante las opiniones de los periodistas y señaló que las respeta porque es su trabajo, aunque aclaró: "Tengo sentimientos y me duelen muchas críticas, sobre todo por mi familia".

Ortega también habló de su intimidad y reveló que cuando está mal se aferra a sus hijos y a su esposa, o intenta hablar con amigos, como su compañero de equipo Matías Almeyda, ex del Villarreal. "Me descargo así, contando cosas y llorando, llorando también. Cuando estoy solo, lloro. Muchas veces dicen que te hace bien, ¿no? Me descargo como puedo", apuntó.

Sin entrar en detalles sobre su adicción al alcohol, el punta de River reconoció que es "feliz jugando a la pelota". "Es lo que más me gusta, es lo que más disfruto. El fútbol es mi lugar en el mundo", resumió.