Con la oscuridad de la noche ya reinando en Mendizabala, el Azkena Rock Festival se ha encontrado con una Sheryl Crow que antes de la pandemia apuntó que no iba a publicar más discos por lo menos por un largo periodo de tiempo. Eso sí, como por suerte hay decisiones en esta vida que se pueden cambiar, acaba de editar Evolution. De hecho, canciones de este nuevo trabajo y temas que han ido jalonando su larga trayectoria musical –la de actriz sí que parece que lleva un tiempo en paréntesis– han ido dándose el relevo en su paso por Gasteiz.
Como les ha pasado y les pasa a otras mujeres que se dedican a la cultura y que tienen relevancia, Crow ha sufrido a lo largo de su camino cierto aire de desprestigio por quienes han creído que solo había tenido un éxito y que, en realidad, es poco más que aquella que salió con un conocido ciclista que luego resultó ser un fraude. Peor para quienes piensan así.
Por supuesto, sí, en el recinto ha sonado All I wanna do. Pero entender que la carrera de esta artista empieza y termina en un tema es absurdo. A quienes así piensan habría que recomendarles que, como dice la letra, se diviertan un poco de vez en cuando. Para muchos de los presentes ha sido el momento álgido de la noche, pero el paso de Crow por el ARF ha dado para mucho más.
Diferentes estilos
Desde que a principios de los años 90, la cantante, guitarrista y compositora empezase a dar sus primeros pasos en la industria musical, su gusto por no encasillarse y saber probar por distintos caminos, ha llevado su senda por el folk, el blues, el rock, el pop... Sus éxitos y esa capacidad para hacer lo que el cuerpo le ha pedido en cada momento, ha convertido su figura en un icono, aunque llevaba mucho tiempo sin pisar la península.
Su nuevo álbum y la edición de un documental especial sobre su persona y su carrera son la mejor excusa para la mini gira que está haciendo ahora por estos lares, siendo Vitoria parada obligada. En el escenario grande del ARF, ha desplegado un repertorio que ha recorrido varias décadas. Aquí se ha producido algo curioso entre algunos de los presentes. Se ha escuchado más de una vez aquello de: ¿pero si esta canción la conozco y no sabía que era de ella?... Cosas que pasan.
Eso a pesar de que la voz de Crow es tan clara como inconfundible. Lo fue y lo es. Con la sonrisa puesta, la también actriz se ha marchado de Mendizabala dejando claro que es mucho más que una canción o que otras cuestiones. Es una artista.
