Saludos, abrazos, reencuentros... Menos mal que ya el miércoles fueron muchos los azkeneros locales que retiraron su pulsera para poder entrar en el recinto de Mendizabala, porque el flujo de gente llegando a la primera jornada del Azkena Rock Festival ha sido constante esta tarde, con algún que otro momento de cola importante en la zona para obtener las pulseras, justo al lado del polideportivo de Mendizorroza. Y eso que el gran desembarco se espera para este viernes y sábado.
Hasta el buen tiempo se ha animado a la fiesta, aunque por fortuna sin el calor abrasador de hace doce meses. Con el reloj en la mano, los más tempraneros se han preparado para un día intenso porque el hecho de comenzar más tarde hace que la agenda se apriete mucho. Les ha tocado a los donostiarras Liher poner todo en marcha en un concierto breve pero muy simbólico.
Los de Lide Hernando tenían que haber estado en el ARF de 2020, una cita que se estaba preparando con mucho mimo por muchos motivos que la pandemia se llevó por delante. Su paso hoy por el certamen ha supuesto cerrar ese paréntesis de una vez y celebrar que, a pesar de todo, la música no se para.
Ha sido un inicio más que potente e interesante, en la línea de la banda. Para cuando ellos han acabado se ha empezado a notar que mucha gente había salido ya del trabajo y que iba directa a Mendizabala.
Ahí han aparecido Os Mutantes, que han empezado en Vitoria su tour europeo. Rock y psicodelia se han dado la mano en la propuesta de los brasileños, un viaje a décadas pasadas que ha enganchado a unos cuantos pero que ha invitado a otros tantos a aprovechar el momento para hacer la rueda de reconocimiento al espacio, charlar y empezar a darle uso a la pulsera convertida en monedero por arte del sistema cashless.
Seguramente a la tarde le ha faltado alguna oferta musical más, abriendo además el tercer escenario. Eso hubiera evitado las infinitas conversaciones sobre si Incubus llegarán al final al festival, sobre si caerá tormenta el sábado y será bíblica, sobre si hay solapes odiosos un año más, sobre si... Vamos, lo de todos los años.
Por eso, se ha agradecido que a eso de las ocho la zona Trashville se pusiera en marcha con el dúo Generador –que se sumaron al cartel hace nada–, mientras en el escenario Respect las miradas se han centrado en Steve Earle, que volvía al ARF 20 años después. El que tuvo, retuvo. De eso no hay duda. Tampoco de que la vida pasa y ese poso se nota en el escenario, también para lo bueno.