Mendizabala no era la primera opción. Tras la primera edición del Azkena en la sala de la calle Coronación que en aquel entonces llevaba el mismo nombre, y visto el éxito de convocatoria, se decidió dar un siguiente paso con la idea de, sí, llegar en algún momento, a un gran espacio al aire libre.
Pero para 2003, la intención del festival era apostar por un formato medio. De hecho, la elección era el polideportivo de Mendizorroza. Sin embargo, desde fuera de la organización, empujaron al certamen a ser valiente y ahí fue cuando la opción del asfalto cercano se hizo carne.
Desde entonces, desde aquel 12 de septiembre de 2003, festival y recinto han sido solo uno. Solo en 2020 y 2021, a consecuencia de la pandemia, no cruzaron sus caminos. Todo ha cambiado desde entonces. Para empezar, que el certamen, tras pasar por mayo, se lleva a cabo en junio.
En la memoria de los azkeneros más veteranos quedan esos dos únicos escenarios, uno frente al otro, que se instalaban cada vez, generando una singular peregrinación entre conciertos que, en realidad, se echa un poco de menos.
Hoy el recinto no tiene nada que ver. Incluso hace poco se renovó en condiciones el asfalto. Tres escenarios, dos carpas, infinidad de puestos de comida, merchandising, venta de discos y demás, atracciones como los autos de choque... La música importa, sí, pero también se busca eso que en los festivales se ha venido a llamar “la experiencia”.
En ese campo, el ARF viene apostando desde 2015 por crecer a lo ancho y no a lo largo, es decir, hacer que el certamen sea cada vez más cómodo y sencillo, en vez de entrar con fuerza en el mercado para competir en ofertas a bandas hoy inalcanzables para sus capacidades.
Cuando el año pasado, tras dos años de paréntesis, hubo gente que entró a Mendizabala y besó el suelo, más de un azkenero reciente se quedó sorprendido. Pero como se popularizó hace años en el que era el foro oficial del certamen –que por fortuna sigue funcionando aunque al margen de la organización–, “al Azkena se va y punto”.
En realidad, quienes han vuelto este año se han encontrado con pocas novedades, más allá del cambio de ubicación de los puestos de comida. Evento y recinto se tienen tomada muy bien la medida y tal vez sea complicado ya innovar.
En estos 20 años, Mendizabala ha visto casi de todo, desde bodas al estilo Las Vegas hasta la reunificación de Iggy Pop & The Stooges. Eso pasó también hace dos decenios, un 12 de septiembre de 2003.