Toca volver a casa. Detrás quedan tres días intensos, vividos casi como la primera vez por muchos azkeneros y azkeneras después de estos tres años de espera. Sí, por supuesto, se ha hablado mucho de música, de los precios dentro, y también fuera, del recinto y del calor reinante. Pero ante todo, este Azkena Rock Festival ha sido el del reencuentro de una familia que se ha ido conformando durante 20 años. Son bastantes, por cierto, los que se marchan llevando en la maleta el abono para el año que viene –15, 16 y 17 de junio de 2023– sin ni siquiera saber el nombre de un solo grupo. Ahí está el secreto de este certamen, en la fidelidad de quienes lo sustentan.

“Como los enanos. Nos vamos agotados, pero qué ganas teníamos de esto”. Javi y compañía están de vuelta ya para Madrid. El lunes toca trabajar. “Va a ser duro”. Él, administrativo de profesión, reconoce que estuvo pensándoselo dos veces antes de volver al ARF. “La cosa no anda bien”. No hacen falta más explicaciones. Pero encontraron hueco en el camping y después de unos cuantos años en hotel, se han decantado esta vez por el firme anexo a Mendizabala. “Nos hemos asado, pero lo que nos pedían en algunos sitios por noche era irreal. Si además a eso le unes lo que te gastas aquí, con los precios por una cerveza, es inviable”.

Aún así, tanto él como el resto de la comitiva tienen claro. “Este ha sido el cuarto que venimos todos y habrá un quinto. Además, cada año tenemos más pillados sitios en Vitoria a los que nos gusta ir al mediodía, aunque nos hemos encontrado alguno ya chapado”. La pandemia y sus consecuencias. De hecho, el covid estuvo a punto de arruinar la vuelta a su undécimo ARF de Laura, que también está de regreso a la cercana Burgos. “Un mes antes y doy positivo, ¿te lo puedes creer?”. Pero todo fue por el buen sendero, así que tanto ella como su pareja han podido volver. “Más de una vez nos hemos venido a Hell Dorado y al Azkena, ¡mira la de camisetas que tenemos!”.

Ellos sí que acuden todos los años al mismo local hotelero. “Nos llamaron en 2020 y nos dijeron que nos mantenían el sitio para 2021 sin coste adicional. Y el año pasado, lo mismo. Y no ha habido sorpresa final, ¿eh?”. Se llevan los pases para el año que viene y también el recuerdo de haber podido ver por fin a Social Distortion. “No vinimos en 2005 y tenía una rabia tremenda por eso. Pero por fin el señor Mike Ness y yo nos hemos visto las caras”. Deseo cumplido.

Desde tierras andaluzas no han faltado otros clásicos como Juan y Fran, aunque en su grupo esta vez sí ha faltado gente. La economía de nuevo. “No sé ni la de tiempo que me he tirado de ERTE y bueno, ya sabes, los jefes y sus trucos”, ríe el primero. Con todo, ellos tenían claro lo de venir este año a toda costa. “Aquí hemos conocido a un montón de gente. Me acuerdo una vez que me fui a Madrid a ver un concierto y me encontré con unos que había conocido en el Azkena. Fue como ver a unos viejos amigos. Y después de estos tres años, había que estar en Vitoria”. Otra cosa ya será 2023. “Hay que ver cómo evoluciona la cartera porque entre el viaje, el hotel, lo que te gastas en la ciudad y en lo que pagas en el recinto, que es una pasada, hay que pensarlo”. Ojalá la respuesta sea afirmativa. Para 2023 ya solo quedan doce meses.