Última madrugada en Mendizabala la que se vivió en un sábado en el que los rayos amenazaron, alguna gota cayó pero en este Azkena Rock Festival marcado por el calor, no hubo que sufrir ninguna tormenta. En un recinto abarrotado, fue Michael Monroe el encargado de abrir el último regalo del vigésimo cumpleaños y, como suele ser habitual en él, el de Helsinki se llevó al personal por delante, que era justo lo que se necesita a esas horas. De hecho, la cosa terminó hacia las tres y más de uno se quedó con ganas de más. Y eso que las fuerzas estaban más allá del límite. 

Lo de Monroe no es una novedad. El propio ARF sabe de lo que es capaz. Y lo volvió a hacer esta vez. Acompañado por una banda que debería guardar durante mucho tiempo y haciendo sufrir lo que no está en los escritos al pobre asistente que se tiró todo el concierto recogiendo el cable del micro y devolviendo a la vida al pie del mismo, el cantante no paró. Se bajó al público, se hizo la maratón varias veces sobre el escenario, se subió a la batería y se tiró al suelo no se sabe la de veces. Bueno, y cantó, vaya si cantó. Todo un derroche en diferentes sentidos, asentado además en la seguridad de tener unos compañeros de viaje que estuvieron más que a la altura. De nada sirve un gran frontman si quienes están detrás no da la talla.

Pero eso fue el punto final, el último regalo que se hizo a sí mismo este Azkena Rock Festival del vigésimo aniversario, este certamen del reencuentro tras tres años de espera. Antes sucedieron muchas más cosas tras la lección impartida por Patti Smith.

Black Mountain en el Azkena Rock Festival 2022 Alex Larretxi

De hecho, cuando ella terminó aparecieron en Mendizabala dos propuestas bien diferentes entre sí. En el tercer escenario Robyn Hitchcock tuvo sus momentos, pero a la formación creada de manera específica para el paso por Vitoria se le notó falta de rodaje. En el segundo, volvieron a la capital alavesa Black Mountain. Era el suyo un recital marcado en rojo para muchos azkeneros y azkeneras. Pero entre que estas tablas no han tenido su año con el sonido –no es la única actuación en la que ha pasado– y que todavía las emociones vividas con Smith estaban muy presentes, la propuesta no terminó de enganchar del todo.

Aún así, los canadienses consiguieron hilvanar un recital que tuvo instantes de grandeza. La pena es que faltó continuidad en ese trabajo. No siempre todo cuadra a la perfección. También hay que ser conscientes de ello. No pasa nada tampoco. Seguro que en su próxima visita, sea en festival o en sala, los planes salen mejor, más que nada porque calidad a la banda le sobra por los cuatros costados.

Suzi Quatro en el Azkena Rock Festival 2022 Pilar Barco

Tras ellos, y sin perder de vista lo vivido en el Trashville con mención especial para el paso de Oh!Gunquit, llegó el momento más complicado de este festival para muchos de sus habituales. Había que elegir entre dos propuestas que gustaban y mucho. Y aquí, hubo gustos para todos. Lo cierto es que Daniel Romano, en el tercer escenario, supo coser un concierto muy bien pensado y ejecutado. Está en su momento, que se suele decir, y se nota. Mientras tanto, en las tablas principales hizo acto de presencia otro de los nombres propios fundamentales del cartel de este 2022, Suzi Quatro. Más allá de que le sobraron tanto los vientos como las coristas, la de Detroit ofreció un animado recorrido por diferentes momentos de su trayectoria, desplegó su simpatía y hasta tuvo su momento emotivo, dejando el bajo, mandando a su banda fuera del escenario y poniéndose al piano.