Con el abanico en una mano y con la mirada en el cielo ante la llegada de la interminente lluvia. La tercera y ultima tarde del Azkena Rock Festival ha comenzado con un Mendizabala dispuesto a quemar los últimos cartuchos de energía, aunque en las caras de algunos de los presentes a eso de las cinco de la tarde ya se ha notado que igual hacía falta echar mano del depósito de emergencia. Pero tras estar tres años esperando para volver al recinto, no ha sido cuestión de quedarse a medias. 

Wicked Wizzard en el Azkena Rock Festival Jorge Muñoz

Es curioso porque en una jornada marcada por los nombres propios, han sido los grupos los que han puesto en marcha el motor. De hecho, los primeros en hacer acto de presencia han sido Wicked Wizzard, otra de las bandas que tenía anunciada su presencia en el ARF de 2020 desde octubre de 2019 y que vio cómo sus ganas de estar en Mendizabala se quedaron congeladas por la pandemia. Por fortuna, es otra de las espinitas que músicos y espectadores se han podido quitar.

Joseba Irazoki en el Azkena Rock Festival Pilar Barco

Casi sin tiempo de tomar un respiro, ha vuelto al recinto otro que ya sabe lo que es darlo todo en este festival. Algún día alguien en la escena vasca reconocerá como se merece la trayectoria del no siempre bien reconocido Joseba Irazoki, esta vez junto a sus Lagunak. 

Dewolff en el Azkena Rock Festival Jorge Muñoz

Como la cosa iba entre viejos amigos de la capital alavesa, ahí han estado unos Dewolff que siempre son una garantía en directo. Aunque los dieron durante las restricciones, es complicado imaginarse los conciertos de este trío con el público sentado. Menos mal que no ha sido el caso. También ha regresado Israel Nash, que a cada disco que pasa va aumentando su prestigio como creador dentro del folk rock. Casi al otro extremo, en lo musical, están unos Vulk que a pesar del parón que ha supuesto todo lo vivido desde marzo de 2020, han conseguido retomar una senda que acaba de sumar Vulk ez da. Eso sí, sin menospreciar su labor en el estudio, a los de Bilbao se les nota como pez en el agua sobre un escenario. En sala por supuesto, pero en un festival grande, también.

Después ha llegado uno de los momentos más esperados de esta edición del vigésimo cumpleaños del ARF. Era evidente y conocido desde el principio que Emmylou Harris no iba a enganchar a una parte del público. No pasa nada, no hay que hacer un drama. Hay más opciones en el recinto. Los que sí han se han decidido por compartir el concierto con una de las grandes voces del country se han encontrado con un regalo hecho concierto. Cuántas cosas se pueden contar con, en principio, tan poco sobre las tablas.

A todo esto, en el Trashville se han estrenado Tiburona y Messer Chups, sin perder de vista que al aire libre todo se ha completado en esta última tarde del ARF con un Ryley Walker que ha ahondado en la línea que ha llevado buena parte de la tarde, tal vez un poco excesiva. Igual el momento pedía otro tipo de propuesta.