Era octubre de 2019. El Azkena Rock Festival anunciaba nuevas incorporaciones a su edición de 2020. Entre esas novedades lideradas por Patti Smith estaba el grupo vitoriano The Faithless. Todo estaba preparado para hacer de aquella cita un concierto inolvidable, con nuevas canciones y una agenda de conciertos amplia y concurrida. Pero apareció el covid y todo se quedó suspendido en el aire. Hasta ahora. Aunque sea dos años tarde, Iñaki Nogueira (guitarra), Fer Heras (batería), Lolín (bajo) y Abel García (voz) ya están en plena cuenta atrás. En este tiempo, han sumado a Javi Free a los teclados y han publicado su nuevo Reflections On The Blue Side.

Llevan dos años y pico esperando este concierto. Que la espera ha sido demasiado larga es seguro, pero ¿cómo viven ahora la actuación en el Azkena Rock?

Es un concierto que nos llega con ilusión. Para empezar porque también es sinónimo de que la normalización ha llegado al mundo de la música en directo. Aunque esto también tiene sus problemas porque la situación empieza a estar muy saturada de conciertos. Es un poco preocupante lo que está sucediendo. Es algo que está en la mirada de los promotores y de los músicos, porque, de repente, hemos pasado de la nada a una saturación de actuaciones desmedida. Al margen de esto, el paso por el Azkena Rock nos llega con mucha ilusión porque teníamos muchas ganas. Además, tocar en este festival te puede abrir unas cuantas puertas de cara a futuro y eso es muy importante para nosotros.

El concierto tenía que haber sido en 2020 y en torno a esta fecha, la banda tenía una serie de planes importantes que hubo que cambiar, también con respecto a su último disco, ‘Reflections On The Blue Side’.

El material ya estaba hecho y aunque luego hicimos algún retoque, la verdad es que estaba todo bastante definido. Luego estuvimos esperando un momento que pudiera ser bueno para publicarlo, aunque es evidente que todos los planes se vieron muy alterados, como les paso a todas las bandas. Nosotros no estamos ahora en la misma situación que antes. En 2020 teníamos una agenda muy, muy importante de conciertos por muchos sitios y lo que sucedió nos hizo bastante pupa. Ya te digo, también a otros grupos, por ejemplo de aquí, como Childrain, que estaban en plena expansión. Para nosotros esto está siendo como empezar todo otra vez casi de cero, con el handicap de que ahora la saturación de la agenda es increíble. Eso sabiendo que tampoco es que el rock esté en su mejor momento, en cuanto al relevo generacional. Casi diría que hay más bandas que público (risas).

¿Cómo será el concierto?

Nuestro directo está bastante asentado y lo tenemos muy bien rodado. Como en cualquier otro concierto, saldremos a divertirnos, que es lo más importante. Lo demás, espero, vendrá solo. Puede que las cinco y media de la tarde no sea la mejor hora, pero también sabemos que en un festival de primera división no nos van a poner a las doce de la noche. Así que haremos lo que sabemos, pero, sobre todo, disfrutando. También porque todo esto, al final, es por el público y esperemos que sea bastante numeroso.

El paso por el Azkena Rock debería servir para recuperarse un tanto de ese paréntesis del que hablaba, para poder tocar a otras puertas para seguir creciendo.

Sí, sí. De hecho, otras bandas suelen aprovechar el tirón. Se nota en las reproducciones y en las descargas, por ejemplo. Y también te puedes presentar delante de los promotores con esto por delante, que no es ninguna tontería. Esperemos que el estar en el festival nos de frutos para el futuro.

Cada espectador es importante, pero un festival de este tipo da la posibilidad de encontrarse con gente que igual nunca ha escuchado a la banda. ¿Son el gran objetivo a conquistar?

Basicamente sí. Hombre, nosotros tocamos en casa, eso es evidente. Tenemos nuestro público y no nos podemos quejar. Para nada. A nuestros conciertos va siempre bastante gente y están muy bien. Pero sí que queremos abrirnos más a gente que no nos ha visto nunca. Confiamos en nuestro directo y en cómo hacemos las cosas, y, desde esa base, creemos que el paso por el ARF puede ser interesante para que esos otros espectadores que no sabían de nosotros o que no nos habían visto sobre un escenario, se queden con un buen sabor de boca.

Antes hablaba de la saturación de conciertos que está provocando la reorganización de agendas después de dos años de pandemia. ¿Cómo plantean el resto de 2022? ¿Pensando en volver al estudio tal vez?

Hombre, hemos podido desarrollar Reflections On The Blue Side en directo, aunque no todo lo que nos hubiese gustado. Ahora vamos a parar un poco, aunque tenemos fechas ya cerradas para lo que queda de año. Eso sí, nos queremos tomar las cosas con un poco de tranquilidad en cuanto a conciertos debido a lo mencionábamos de tantos directos. Es posible que en 2023, si está todo más despejado, arranquemos con una gira más habitual, sobre todo pensando en seguir saliendo fuera. Pero también estamos pensando en el próximo disco, sí. De hecho, algo se rumorea por ahí (risas).

Es verdad que la pandemia supone un paréntesis, pero así con la tontería The Faithless es un proyecto que ya tiene un recorrido más que interesante. Otra cosa es que el contexto no sea el propicio, pero la banda parece que está en un muy buen momento.

Sí, la verdad es que estamos muy, muy bien conjuntados. Sonamos muy compactos y creo que la gente percibe eso al instante. Además, con la inclusión de Javi en los directos y en las grabaciones, estamos en otra cosa. Pensamos que hemos avanzado bastante en cuanto a nuestro sonido y la banda suena redondísima. La inclusión de Javi nos ha dado un punto extra.

De todas formas, no deja de ser un riesgo incluir a un quinto elemento en un cuarteto que ya estaba asentado.

Sinceramente creo que, entendiendo lo que dices, en este caso hemos ganado. Se le ha incluido para reforzar estribillos, fondos, solos y, aunque está, por así decirlo, en un segundo plano, nos sirve para dar empaque a todo. En ese sentido, el sonido de la banda está ganando bastante, no está suponiendo ningún problema.

Por cierto, volviendo un poco al ARF, ¿con ganas de ver algo como espectador o hay que pensar solo en el concierto de The Faithless?

Yo soy un azkenero total. Y aunque siempre tengo cosas con muchas ganas de ver, por lo general lo que me sorprende son propuestas que no tenía controladas o que no tienen tanto nombre. Me quedo con esos grupos que siempre me sorprenden, más allá de los nombres más grandes y consagrados. Además, el Azkena es algo más que ir a escuchar música. Es el encuentro con la gente, el vivir el ambiente que se genera, y compartir el rock. Este año intentaré ver todo lo que pueda.

Lo único el jueves habrá que cuidarse un poco.

(Risas) Sí, habrá que portarse bien. O medio bien por lo menos. No, ahora, en serio, tienes que ir muy bien preparado porque un festival de este tipo te exige estar a una altura no solo interpretativa sino también técnica. Disfrutaremos de otra manera el jueves y ya está. Pero creo que no hay mejor manera imaginable de disfrutar un Azkena Rock Festival que tocando en él.

Lo decía al principio, y lo vemos tanto en este festival como en las salas de conciertos de Vitoria y otras ciudades, cómo la media de edad entre el público es cada vez más alta.

No entiendo las razones pero parece que en el rock no hemos sido capaces de hacer un relevo generacional. Es una pregunta muy difícil de contestar pero que está ahí. Nos podemos ir a cualquier concierto y, siendo generosos, la media de edad está en los 40. Sí, sí, ves gente joven, también en el ARF, pero no es lo común. Cuando hablas con la gente más joven, te das cuenta de que se ha ido por otro lado. El punk sobrevive como puede, porque tampoco es lo que era antes. Y el rock, en general, no tiene relevo generacional. Pienso que está abocado a ser como el jazz o el swing, por ejemplo. También es cierta una cosa y es que los festivales aguantan, por lo menos por ahora. Claro, cuando los grandes cabezas de cartel caigan, o somos capaces de hacer subir a nuevas bandas a esa primera línea o ya veremos qué pasa. De verdad que me gustaría pensar de otra manera, pero en este sentido soy bastante pesimista.

Si hay un joven que le pide un consejo para hacer camino en el rock, ¿qué le diría?

Sobre todo, constancia. Además, tener mucho amor al instrumento y aprender a ser sufridor. Por supuesto, se trata de disfrutar e intentar dar con la fórmula. Insisto, la música es para disfrutar, eso tiene que ser lo básico. Aún así, la música te aporta mucho más que el disfrute. Te da constancia, disciplina, te ayuda a presentarte delante de los demás y te ofrece varios valores importantes en la vida en general.

La última vez que tocaron en Vitoria fue en las pasadas navidades, todavía con mascarillas y las nuevas restricciones casi encima. ¿Cómo está siendo volver a ofrecer conciertos casi como los de antes de marzo de 2020?

Volver a la normalidad no nos cuesta tanto. Parece como que lo otro fue una especie de pesadilla. Es como si hubiéramos tenido un mal sueño. Sí que siguen siendo frustrantes ciertas cosas, pero yo, por lo menos, he recuperado mi vida normal. Ese mal sueño todavía está aquí y va a estar, pero yo he tomado la decisión de quitarlo de mi cabeza. Prefiero mirar al presente. Y ahí lo que me preocupa es que la asistencia a conciertos esté siendo ahora tan escasa. La gente decía que cuando se saliera de esto se iba a volver a los conciertos. No. El que iba, sigue haciéndolo, pero el que no, no ha aparecido ahora.

Pero sin embargo están casi todos los grupos como con mucho ansia de salir a tocar.

Sí, pero creo que todos, en general, pensábamos que íbamos a responder de otra manera. Y no está siendo así. Cuidado, tampoco hay que perder de vista la economía, porque la gente tampoco tiene una disponibilidad como para hacer muchas cosas.

Es de esperar que la situación cambie. De momento, lo más inmediato es ver a The Faithless en el ARF. ¿Qué tiene haber pasado para bajar del escenario y sentirse, como mínimo, contentos?

Sobre todo, mirarnos a la cara y vernos la sonrisa. No tengo miedo en ese sentido porque estamos en un momento en el que tiene que pasar algo inimaginable o una conjunción cósmica determinada para que demos un mal bolo. Así que pienso que va a salir bien. Es un escenario grande y nosotros nos crecemos incluso más en este tipo de tablas. Luego ya nos tomaremos una copita (risas).