Fue con Pasadena en 2023. Allí, Libe García de Cortázar se estrenó sobre las tablas del Azkena Rock Festival, cita a la que regresa esta jueves, pero con su proyecto personal, Libe. De hecho, el grupo gasteiztarra va a ser el primero en tocar en esta nueva edición del certamen de la capital alavesa.
¿Qué supone volver al ARF?
–La verdad es que fue una sorpresa cuando nos llamaron. No lo esperaba. Estoy contenta, claro, pero así como Izaki Gardenak [proyecto de Jon Basaguren del que Libe García de Cortázar también forma parte] sí que puede responder más al perfil de este tipo de festivales, el proyecto de Libe es un poco más oscuro, igual para otro tipo de ambientes. Así que sorprendida y al mismo tiempo contenta.
Último disco
En el concierto se podrá escuchar...
–Básicamente tocaremos temas del último disco, Azal ezten, pero también alguna canción anterior. Se nos hará un poco raro porque solemos ser más una propuesta nocturna, de sala, con luces en contra y humo, pero iremos con toda nuestra ruidera.
Un ‘Azal ezten’ que salió hace más de año y medio. ¿Está teniendo el recorrido que quería?
–Cuando saqué el disco estaba muy contenta con el resultado porque, además, lo compuse y lo enfoque desde otro punto de vista. Tenía, no sé cómo decirlo, un punto más libre. Otro aire. Cuando salió y dimos conciertos, al ser un proyecto arriesgado, igual no nos ofreció la oportunidad de dar tantas actuaciones como nos hubiera gustado. Es una música con la que tienes que conectar. Cuando volvimos a tocar con Izaki Gardenak, dejamos este disco un poco apartado. Yo también necesitaba respirar un poco. Siempre que grabamos, lo que buscamos es actuar. En el concierto es donde las canciones toman realmente toda la forma. Ahora, al recuperar las canciones para llevarlas al Azkena, me he dado cuenta de que sigo muy conectada con el disco. Lo siento muy de verdad. Estoy hasta más empoderada que antes. Me reafirmo en que esta es la música que siento en este momento, que me apetece hacer.
Pasado y futuro
¿Pensando en volver al estudio o por el momento no?
–Con Izaki Gardenak estamos tocando bastante, así que... Sí que tengo alguna idea, alguna canción por ahí, pero tampoco estoy enfocada en eso. Sí que me gustaría volver a componer y a grabar, pero ahora mismo, no tengo tiempo para poder dedicarme a ello al completo. El recuperar el repertorio de Azal ezten está siendo un momento también de pasarlo muy bien con la banda. Estamos disfrutando mucho en el local de ensayo. Y tenemos novedades porque para la actuación del Azkena vamos a contar con Jon Bellido. Es un buen fichaje. Además, para mí es un apoyo a las teclas que me va a permitir estar un poco más liberada. La verdad es que nos hemos juntado cinco... (risas). Estamos disfrutando mucho en el local preparando este concierto, eso es así. Es que volver a este disco...
¿Por qué lo dice?
–Es que es muy intenso. Hay momentos tranquilos y, de repente, entran unas intensidades que te llevan a otros lugares. Es todo un viaje, de sentirlo.
Hace once años se publicó su primera referencia, ‘Ihesaldi handia’. Parece que no, pero ha pasado el tiempo. ¿Qué se mantiene y qué ha cambiado en Libe a lo largo de estos años?
–En los últimos años me he dado cuenta de que en aquellos momentos me tomaba la música tan en serio que a veces me castigaba si no lo hacía todo perfecto, si no sonaban las cosas como lo hacían en mi mente. Por educación y por todo, siempre he sido muy estricta conmigo misma en todos los aspectos, y con la música también. Sí, por supuesto que me reconozco en aquellas canciones. Pero no volvería a componer así, ni ese estilo de música, porque he evolucionado y me llenan más otros sonidos. También vivo la música desde otro punto en los directos. Me he liberado más, he cogido mucha más confianza y estoy disfrutando mucho más que antes. A veces, en los primeros años, lo pasaba muy mal si veía cualquier error o no llegaba bien a algo. Era un sufrimiento enorme, tanto en los directos como en el estudio. En las grabaciones de los dos primeros discos lo pasé muy mal. Ahora le estoy dando mucha más importancia al primer impulso cuando te nace una canción. No me gusta mucho darles vueltas porque, muchas veces, esa primera idea, si la manoseas mucho, igual te la cargas. Azal ezten está compuesto de esa manera, por eso hay unas intros tan largas, pasajes tan diferentes y hay canciones en las que no se vuelve al estribillo cuando se supone. También con la edad te vas dando cuenta de que has perdido mucho tiempo en intentar hacer las cosas perfectamente. Y ves que un desafine, en un momento dado, puede tener su punto. Hay que dejar que el cuerpo, la voz y el sentimiento bailen. No te puedes bloquear con la perfección y con que pensará la gente. Lo que siempre digo a todos cuando vamos a salir a tocar es: ¡a bailar!. Hay que disfrutarlo y pasarlo bien, más allá de que siempre tiene que haber una responsabilidad y un respeto por lo que haces.