"Es una ilusión rodar ‘Sacamantecas’, pero veo la que se nos viene encima y digo: ¡madre mía!"
Contando los días para empezar el rodaje de ‘Sacamantecas’ y mientras llega a las salas ‘Los últimos románticos’, David Pérez Sañudo no tiene descanso
Tras estrenarse en el Zinemaldia, Azken erromantikoak-Los últimos románticos tiene previsto llegar al circuito de salas el próximo 15 de noviembre. Eso sí, a David Pérez Sañudo casi no le está dando tiempo para acompañar la versión que ha realizado de la conocida novela de la escritora alavesa Txani Rodríguez. El rodaje de Sacamantecas, con Patricia López Arnaiz y Antonio de la Torre, está a punto de comenzar. Los detalles se están ultimando estos días en la capital alavesa, entre reuniones, ensayos y citas varias que tienen sin parar al creador de Ane.
El de ‘Sacamantecas’ es un proyecto que lleva amasando desde hace ya años. ¿Qué siente ahora que se va a empezar a rodar?
–Andamos desde 2017 en ello. Lo primero que pienso ahora es lo difícil que es (risas). Es una ilusión poder rodar pero, al mismo tiempo, es complicado disfrutar porque veo la que se nos viene encima y digo: ¡madre mía!. Ojalá salga todo bien.
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Una apuesta a punto de empezar a rodar
Es un proyecto con un presupuesto alto que implica mover a muchísima gente y no pocos medios técnicos. Se supone que, visualmente, el resultado final tiene que ser espectacular.
–Eso espero, claro. Al final, con el cine histórico muchas veces está siempre el riesgo de ser excesivamente ambicioso, haciendo que el resultado final se convierta en un quiero y no puedo. Ese es un riesgo que siempre está ahí cuando te enfrentas a situaciones que requieren de mucho presupuesto, de muchas herramientas y de muchísimo tiempo. Aunque a veces consigas un presupuesto elevado, en relación a la naturaleza del proyecto igual no lo es tanto. En este caso, creo que tenemos la capacidad de hacer las cosas bien, contamos con un presupuesto que creo que lo permite y vamos a ver a dónde llegamos. Pero lo importante es el equipo técnico y artístico, y, en este sentido, creo que es espectacular.
"Me siento muy orgulloso de ver hasta dónde está siendo capaz de llegar Patricia López Arnaiz en esta profesión y hasta dónde está llevando al cine alavés
La película contará la historia de Juan Díaz de Garayo, el primer asesino en serie conocido en España, pero usted ha dicho en más de una ocasión que el filme no quiere ser solo eso. Todo lo contrario, que busca contar más.
–No es una película de terror. Como con tantas otras historias, está el riesgo de no poder contentar a todo el mundo. Seguramente habrá quien espere algo muy verosímil. O una historia de terror porque el personaje puede dar ese juego. A nosotros lo que nos interesaba, sobre todo, es lo que tiene que ver con el contexto, con ese personaje en ese contexto en concreto. Llevamos tiempo pensando en qué paso en esas décadas, en esos años, en la ciudad y el territorio; en todo lo que tuvo que ver con la guerra y la transición de un momento próspero a otro más inestable; qué tipo de personajes había y la razón por la que se genera un mito de un personaje como Juan Díaz de Garayo. Son preguntas que nos parecían más interesantes que quizá el golpe de efecto o hacer una película de terror gótico. En ese sentido, el filme se presenta como un thriller naturalista.
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¿Cómo es su Sacamantecas?
–Eso es muy pronto para adivinarlo (risas). Lo estamos construyendo todavía. Me gustaría que fuese realista, verosímil, que no fuese un molde, que escapase de la literatura amarilla o exaltada que ha tenido desde que existió. Quiero que le proponga algo distinto al espectador.
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Reencontrarse con Patricia López Arnaiz es...
–Es una maravilla. Es una persona a la que quiero mucho. Además, me siento muy orgulloso de ver hasta dónde está siendo capaz de llegar en esta profesión y hasta dónde está llevando al cine alavés. Además, lo está haciendo con mucha naturalidad. Para mí es un disfrute trabajar con ella. Estoy muy agradecido de poder contar con ella.
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El estreno de 'Los últimos románticos'
Pero está en todas estas cuando en el Zinemaldia se acaba de estrenar ‘Los últimos románticos’, que llegará a salas el 15 de noviembre.
–De hecho, vengo de Varsovia, de estar en su festival de cine, que es un certamen muy importante. Ahí hemos estado con Los últimos románticos e intento disfrutar estos momentos, claro, dentro de lo que puedo. Voy a estar en los compromisos indispensables, pero bueno, de alguna manera ha llegado así. No era lo ideal rodar dos películas el mismo año, ni era el plan inicial. Pero es que no lo puedes controlar todo. Obviamente es duro estar cuatro años sin poder rodar un largometraje y que luego dos se rueden el mismo año. Pero es que no hay derecho a quejarse. Cuesta tanto levantar un proyecto y hay tantos compañeros que lo están intentando, que no me puedo quejar. Va a coincidir el estreno de Los últimos románticos con el rodaje de Sacamantecas y tengo ahora mismo un coctel de sensaciones y emociones que no puedo explicar.
“Me gustaría que ‘Los últimos románticos’ fuera una película que envejezca bien, que dentro de unos años se siga queriendo ver”
‘Los últimos románticos’ ha salido del Zinemaldia con muchas buenas críticas. ¿Las expectativas por todo lo alto, no?
–La verdad es que hemos tenido muy buenas críticas. La película tenía mucho riesgo porque la novela es interesantísima pero está escrita en primera persona y está llena de pensamientos. Siendo una película muy íntima, para nosotros ha sido tremenda a nivel psicológico por la dificultad de mezclar géneros y darle un sentido a las derivas casi surrealistas que tiene el personaje. Testar la película en Donostia y ver que hay una respuesta positiva, de alguna manera te congratula un poco. Perdemos tanto la perspectiva cuando estamos dentro que igual es mejor no tener muchas expectativas. Creo que hay que disfrutar de los procesos y no pensar tanto en los resultados.
¿Qué espera ahora que la película llega a las salas?
–Me gustaría que encontrase su público. Digo esto porque es una película como era Ane, para un tipo de público concreto. Ojalá deje un buen sabor de boca a ese público, aún sabiendo que no será masivo. Y me gustaría que fuera una película que no sea efímera, que envejezca bien, que dentro de unos años se siga queriendo ver más veces o que alguien la descubra. Es una película de cocción lenta, la verdad.
Por cierto, en las últimas semanas se ha anunciado un acuerdo de colaboración más estrecho entre dos productoras como la alavesa Amania Films y la andaluza La Claqueta. ¿En qué se traduce?
–En Amania, y Sacamantecas es el caso, necesitábamos contar con un compañero de viaje que nos permitiese alcanzar las cifras de presupuesto requeridas para esta película y también internacionalizarnos más. Ellos nos han ayudado y la verdad es que llevamos tiempo entendiéndonos. Ellos también nos han traído algunas propuestas de proyectos que, por ejemplo, tienen cabida en Álava. De una forma natural hemos entendido que hay una oportunidad para colaborar entre territorios, entre Andalucía y Euskadi. Además, estamos planteando abrir un estudio de postproducción y de montaje para intentar profesionalizarnos también en ese sentido.