El pasado mes de marzo vio la luz su último disco, Brand New Day, el sexto de una trayectoria que comenzó hace 16 años. Con él bajo el brazo, O Sister! llega este sábado a la capital alavesa. En concreto, el encuentro con el público se va a producir en la sala Jimmy Jazz, que abrirá sus puertas a las 21.30 horas, quedando todavía alguna entrada disponible. Sobre las tablas estarán Helena Amado, Paula Padilla, Marcos Padilla, Matías Comino, Camilo Bosso y Pablo Cabra.

En realidad su último disco se podría decir que es medio vasco porque se grabó en septiembre de 2023 en los estudios Garate de Andoain. ¿Cómo acaba un grupo sevillano de swing y jazz allí? 

–(Risas) Bueno, al País Vasco hemos ido bastante y hemos hecho muchos amigos allí. Pero esto fue una coincidencia alegre. Nuestro productor, Jordi Gil, conocía el estudio. Había estado grabando allí. Ir a este lugar suponía poder trabajar tranquilos en un caserío, estar todos juntos, también con los músicos invitados. Además, está la cuestión de la acústica. Jordi nos dijo que era fantástica y así fue. Pudimos hacer una grabación que no es fácil en muchos otros estudios.

Cuando una banda lleva 16 años y saca su sexto disco, ¿ninguna presión, no? 

–Hay nervios, no creas. Además, el mundo de la música no es una carretera bien asfaltada. Siempre tienes que pelearlo todo mucho, no te permite ninguna relajación. Con las presentaciones del disco estamos encantados. Sobre todo cuando acudimos a lugares en los que no hemos estado nunca. Siempre hay emoción por cada disco que sacas y Brand New Day no ha sido una excepción.

Banda singular

La suya es una propuesta nada habitual en la escena actual. 

–Es muy singular, eso es así. Somos tres cantantes, que ya para empezar marca mucho la propuesta musical. En nuestros inicios arrancamos con un repertorio muy swing y de jazz más antiguo. Con el paso de los discos, hemos ido componiendo temas propios. De hecho, en este último disco, son todo temas nuestros. Y hay más fusión de estilos, aunque el swing siempre está ahí, al igual que las armonías vocales y ese tipo de juegos. En ese aspecto, somos una banda muy singular.

De repente, con ustedes, puede uno estar escuchando un tema con música de los años 30 del siglo pasado mientras la letra habla de la inmigración actual. 

–Uno, cuando visita el pasado, se da cuenta de cómo vuelven a aparecer muchos temas. En este disco hablamos de migración, gentrificación, cambio climático... y muchas veces ves que estos temas aparecen también en canciones antiguas. La seña nuestra es el sentido del humor, más allá de la conexión con el público. Pese a tratar esos temas, siempre buscamos un punto de vista irónico. La broma siempre está ahí. Es como intentar darle una vuelta a los temas que tratamos. Buscamos el guiño humorístico por aquello de reír para no llorar.

Los conciertos de O Sister!

Pasado el verano y los conciertos al aire libre, toca volver a las salas de conciertos. ¿Cambia mucho la propuesta? 

–Es verdad que los espacios te hacen concebir los conciertos de formas diferentes, pero no es el caso.

La gente se anima a bailar o cuesta... 

–Sí, sí. Siempre tienes que dejar la puerta a todas las posibilidades. Hay lugares en los que el público viene de manera expresa a bailar y en otros casos, no sucede así. De todas formas, no somos una banda que viva solamente de hacer música para bailar. Yo sé que en Vitoria hay mucha tradición de baile y también mucha tradición de jazz. Creo que nuestra propuesta puede llegar a todos, para quienes quieran bailar y quienes no.

O Sister! Juan Luis Morilla

¿Complicado cantar en castellano en estilos que se asocian de inmediato al inglés o es más sencillo de lo que pudiera parecer? 

–Realmente es diferente, pero nos apetecía que en este disco hubiera algún tema en castellano. Además, esta música, en los años 20 y 30 del siglo XX, también se interpretaba. Tiene otra cadencia, pero bueno. Es verdad que es una cuestión que en su momento nos daba respeto. Lo que pasa es que en este último disco nos apetecía jugar.

Dar salida a propuestas de este tipo en un mercado musical en el que lo que está de moda es algo totalmente distinto, tiene que ser muy complicado, ¿verdad? 

No somos un grupo que se creó al abrigo de una moda, ni nada por el estilo. Cuando empezamos hace 16 años, comenzamos haciendo un repertorio de los años 20 y 30, y, de repente, descubrimos que eso tenía éxito. Fuimos enganchando a la gente, la verdad. Cuando fuimos sacando nuestros discos con material original, vimos que también gustaba. Obviamente estamos alejados de lo que hoy en día está en las radios y demás. Pero el aficionado, el que tiene interés, sabe apreciar la música sin necesidad de que esté de moda. El grupo ya tiene una trayectoria y un público, gente que nos conoce después de tantos años, que nos sigue. Eso es muy bonito. Por eso intentamos cuidar a quien sabemos que le gusta lo que hacemos.