La eterna pregunta de por qué Pedro Almodóvar no tiene todavía un Premio Donostia ha llegado a su fin. El director manchego ha recogido este jueves el galardón del Zinemaldia agradecido a un festival que le respaldó hace 44 años con su primera película. “Me habéis demostrado un amor que nunca concebí en mis sueños”, ha afirmado.

La actriz Tilda Swinton, protagonista de su última película, La habitación de al lado, ha sido la encargada de entregarle el premio en una ceremonia a la que ha asistido el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez. “Gracias por estar aquí defendiendo la cultura”, han sido las primeras palabras del cineasta, dirigidas a Sánchez.

Desde pequeño descubrí que el cine mostraba más realidad que la que yo vivía en mi pueblo. Por eso, me marché a Madrid y tras estar trabajando doce años en Telefónica, lo dejé todo para ser cineasta. Mi pasión ha sido el cine y me lo ha dado todo”, ha confesado, asegurando que el día que carezca de ideas o su cuerpo o mente le impidan rodar, seguirá creando películas, sean malas o buenas.

“Mi vocación ha sido más fuerte que todo lo demás”, ha agregado Almodóvar, afirmando que el cine le ha dado “mucho más de lo que podía imaginar”. “No creo haber cambiado la sociedad, pero cuando una persona me dice que su vida es otra gracias a que ha visto una de mis películas creo que este oficio es el mejor del mundo”, ha apuntado.

Agradecimiento a su equipo

Durante su intervención, el director también ha querido acordarse de su hermano, Agustín, y de todo el equipo de El Deseo, su productora, así como de los actores y actrices con las que ha trabajado a lo largo de estos años, con un especial guiño a Carmen Maura, quien la empujó a dirigir. “Pido perdón si he ofendido a alguien por cómo soy, aunque tampoco es que haya tratado de ser diferente”, ha indicado, provocando las risas del público. 

Por último, Almodóvar ha hecho subir a parte del reparto de su último trabajo –Juan Diego Botto, Victoria Luengo, Raúl Arévalo y Melina Matthews, además de la mencionada Swinton, todos ellos con una pegatina en la que se podía leer SOS Gaza– para hablar de ella. “La vida es compleja y entraña multitud de peligros, pero sin libertad no hay vida. He intentado hacer una película sobre la empatía. Hagamos lo posible porque las grandes tragedias, la injusticia social y todo lo negativo permanezcan en la ficción y en la realidad haya paz y un mundo justo”, ha concluido.