Un paisaje que sí y no se quiere crear. Uno que se pretende aparezca de manera natural, siendo la artista la que acompaña, no la que hace. Uno que, a la fuerza, hay que generar. Todo ello buscando una relación entre el deseo de naturalidad y la realidad, que no deja de ser un artificio. En estos parámetros transcurre la propuesta que Viviane Straub recorre en Montehermoso.
Lo hace de la mano de la instalación Laberindo, que se inaugura este mismo viernes a las 19.00 horas en el centro cultural. Lo hace para cerrar por este año las exposiciones correspondientes a la colaboración que desde hace más de una década, aunque sea con diferentes nombres y fórmulas, vienen manteniendo Montehermoso y la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco.
Un juego de palabras
Deja escrito Tim Ingold en La vida de las líneas: "El laberino-maze se diferencia del laberinto-labyrinth en que no ofrece solo un camino, sino muchas opciones". Es parte de una reflexión que a la artista alemana le sirve para generar el juego de palabras con el que, con toda la intención, bautiza un proyecto que cristaliza ahora después de casi dos años de trabajo.
Ella crea su paisaje, uno en el que ahora el público puede perderse, caminar, encontrar una salida o tal vez muchas. Puede detenerse y contemplar. O tal vez lanzar una mirada más allá. "La idea de paisaje como objeto es algo que ni busco ni quiero", apunta la creadora. Por eso, "la actitud" a la hora de crear "tiene que ser diferente".
Pintura, plástico, tela... diferentes elementos se suman a la causa para generar este paisaje propio y compartido, ese laberinto que no busca que se encuentre la única salida posible, si es que existe.
Desde Ravensburg a Euskadi
Viviane Straub (1989, Ravensburg, Alemania) estudió Filología Románica e Historia del Arte entre Alemania y Francia y Bellas Artes en la Universidad del País Vasco. Recientemente graduada del Máster en Pintura, desarrolla su práctica desde la imagen, lo textil, la acción y la escritura, centrándose en el “paisaje” como concepto pictórico y cultural.
Ha sido becada por la fundación Max Weber y la Studienstiftung des deutschen Volkes así como por la Asociación de Creación Textil de España. Más recientemente, también ha sido premiada en el certamen EIA21, por la Diputación de Gipuzkoa (Premio Egile) y por la UPV/EHU (Premio Extraordinario Fin de Carrera). Su trabajo ha podido verse, entre otras, en exposiciones colectivas en Bilbao Arte, la Sala Rekalde (dentro del grupo de trabajo Ertibil 40), el Museo de Arte Sacro Bilbao y el Museo Prision des Evêques en Saint-Jean-Pied-de-Port.