“Hell Dorado es una señora sala”. Javi Vielba lo sabe bien. Aquí ha estado actuando tanto con Arizona Baby como con Corizonas. Los primeros cumplieron el año pasado dos decenios de camino, que se dice pronto. Fue en un 2023 en el que también publicaron un Salvation dentro de cuya gira vuelven este viernes al particular infierno de la calle Venta de la Estrella. Será en una noche que pondrá en marcha William (Los Brazos). Las puertas se abrirán a las 21.00 horas, quedando todavía alguna entrada disponible.

De nuevo en la carretera con este ‘Salvation’. 

–Sí. Somos un grupo muy de la vieja escuela, muy tradicionales en el sentido de que nos sentimos muy cómodos con ese mecanismo de: vamos componiendo canciones, nos juntamos, las ponemos en común y damos forma, vamos al estudio, grabamos, publicamos el disco también en formato físico y nos vamos de gira a presentarlo.

Eso ya no se lleva. 

–(Risas) Bueno pero sigue habiendo público. Nos sigue gente y vamos viendo que también hay nuevas caras que nos van descubriendo. Eso me hace mucha ilusión. Creo que el otro día le leía a Quique González en una entrevista que había que reconocer que igual el rock ya no está tan de moda pero que no había que verlo como algo tan catastrófico. Decía que la mayor pena era que el hecho de pasar a ser algo más minoritario suponía la desaparición de lugares, de las salas de conciertos dedicadas al rock. Lo cierto es que antes los clubes de jazz parecían palacios de ópera pero con el tiempo se fueron perdiendo, aunque alguno quede hoy en pie. En Vitoria tenéis un buen ejemplo. En otras ciudades, han desaparecido. En vuestra ciudad queda alguno. A las salas de conciertos de rock les está pasando algo parecido. Algunas están mirando a otras músicas, se están reconvirtiendo en discotecas de electrónica o en sitios de músicas urbanas. Es el sino de los tiempos. Pero decía Quique, y estoy de acuerdo, que hay espacio para que subsistan salas de conciertos, aunque sea una o un par de ellas por ciudad. Somos muchos los grupos y músicos que creemos que todavía tenemos cosas para decir y hacer. Ojalá las salas subsistan y siga habiendo un espacio para esta música y su público. 

"Incluso gente que hace músicas urbanas también se acerca al rock. Lo veo con Post Malone, Machine Gun Kelly y Billie Eilish"

¿Pero se renuevan las caras entre los espectadores? 

–Viene gente joven, sí. ¿Poca? Mira, yo recuerdo cuando era chaval, con 15 o 16 años, e iba a mis primeros conciertos en salas y éramos pocos los chavales que estábamos allí. Por eso soy bastante optimista. El rock es muy mestizo, viajero, muy bastardo en el buen sentido de la palabra, y tiene hueco para seguir evolucionando. Incluso gente que hace músicas urbanas también se acerca al rock. Lo veo con Post Malone, Machine Gun Kelly y Billie Eilish. Es gente de mucho éxito que también se está acercando al rock. Siempre hay hueco para ello.

Bueno, que hay espacio es evidente porque Arizona Baby acaba de cumplir 20 años desde su puesta en marcha, que no es ninguna tontería de cifra. 

–Cuando el grupo empezó a despuntar, en 2009, nosotros ya rondábamos los 30 años. No éramos tan críos (risas), aunque estábamos enredando desde que teníamos 15 o 16 en diferentes grupillos. Nos dio tiempo a comprobar si eso era una moda pasajera para nosotros, un fervor de juventud. Pero la cosa siguió, no se fue. Cuando montamos Arizona Baby nos lo empezamos a tomar algo más en serio. Es cierto que durante un tiempo yo, por ejemplo, fui compaginando lo que había estudiado con la música. Era el profesor rockero. Pero llegó un momento en el que decidí aparcar la docencia y me centré en esto. Son decisiones vitales que fuimos tomando poco a poco. Además, nosotros siempre nos hemos movido en un tipo de música que no es supercomercial. Es una música que tiene su nicho, su público y unos códigos que nos gustan y con los que estamos cómodos. Nos sentimos parte de una gran familia global del rock and roll. Eso es algo muy bonito. Te da un sentimiento de pertenencia, de unidad. Y te permite viajar mucho, no solo por España y alrededores, sino también al otro lado del charco. Nosotros hemos estado por México, Estados Unidos... y eso es una pasada. Son cosas que, de otra manera, no hubieras vivido. Por eso estamos agradecidos al sello discográfico, al manager, a los promotores... y, sobre todo, al público. Estás ahí 20 años porque no se pierde la ilusión, porque sigue habiendo trabajo, que empieza por uno mismo.

"Nos sentimos un poco como El Equipo A, vamos en una furgoneta y si usted necesita un concierto, quizás pueda contratarnos. Somos un comando de rock bien organizado"

¿A qué se refiere? 

–A que tienes que hacer propuestas, cosas. Si no tengo canciones, no tengo disco. Si no tengo disco, no tengo gira. Si no hay gira, no tenemos esta entrevista... y todo se paraliza. Eso, en cierto modo, es una presión para uno: ¡venga, espabila, que hay que hacer algo!. Pero también tienes esa libertad de decir: hago lo que me gusta. Cuando empezamos a tocar siendo unos críos, lo que estaba de moda era el grunge, vamos, Nirvana, Pearl Jam, Soundgarden, Alice in Chains... y todo eso nos flipaba. Pero jamás aspiramos a petarlo como ellos. Eso ni se te pasaba por la cabeza. Decías: bueno, vamos a hacer como Mudhoney o como Screaming Trees, vamos a sacar nuestros discos, salir de gira y ver si nos podemos ganar la vida con esto. Creo que en ese sentido nuestra ambición siempre ha sido bastante cabal.

Hay que saber encontrar también el equilibrio interno para llegar a dos decenios, que en una banda no siempre es fácil. 

–Sin duda. Ya hay una madurez y un respeto a las manías, las filias y fobias de cada uno. Hay lugares y momentos para que cada uno esté a su bola y la verdad es que el ambiente es muy bueno. Nos sentimos un poco como El Equipo A, vamos en una furgoneta y si usted necesita un concierto, quizás pueda contratarnos. Somos un comando de rock bien organizado. Además, cada uno sabe cuáles son sus cometidos y todo está bien ensamblado internamente.

Arizona Baby Redaccion DNN

Entre la pandemia y demás, a este último disco le ha costado un poco más de lo habitual llegar. ¿Ahora el plan es tocar todo lo que se pueda o...? 

–Sí, es que la pandemia trastocó todo. Además, en ese momento llevábamos tiempo sin hacer disco de Corizonas y aprovechamos. Yo también saqué uno en solitario, con el proyecto de El Meister. Ahora mismo tenemos todos los frentes abiertos. Con El Meister tengo cosas preparadas para hacer un disco de los míos pero no sé cuándo. Es un proyecto que me flipa y le podría dar más bola pero hoy las bandas principales son las que son. Con Arizona Baby la idea es seguir girando todo este año, aunque tenemos intención de seguir haciendo canciones para que no pase tanto tiempo hasta el próximo álbum. Y queremos volver a México y Estados Unidos. Con Corizonas también estamos componiendo para ver si podemos grabar en verano y publicar antes de final de año.