Por supuesto, en estos seis años, ella y la música han seguido unidas, pero a través de otros proyectos. Ahora toca retomar la senda propia. Libe vuelve a llamar a la puerta. “No he estado quieta pero es verdad que este trabajo es como volver a empezar de cero”. Hoy, Azal ezten se hace realidad, tanto en plataformas como en formato físico (vinilo y CD), aunque en las últimas semanas se han ido ya adelantando los vídeos de Zalantza y Otzan.
“He hecho lo que me ha apetecido. Me he liberado muchísimo con este disco”, más allá de que, por supuesto, “claro que me gustaría que la gente conectase con las canciones. Eso es lo más bonito, que el público entienda tu música y le emocione. Pero es que me he quedado muy tranquila y contenta con el resultado” y esto está por encima de otras consideraciones, explica Libe García de Cortázar. Al fin y al cabo, este álbum “ha sido como un ejercicio de liberación, de soltarme, de empoderarme también”.
El concierto de presentación en la capital alavesa tendrá lugar el próximo 2 de febrero, con la sala Jimmy Jazz como escenario
En este contexto, desde este jueves están disponibles las ocho canciones que conforman un álbum grabado el pasado mes de septiembre en Granada, en los estudios La Mina, con Raúl Pérez a los mandos técnicos. “Es una gozada porque estás en una casa en la que desde que te levantas hasta que te acuestas, estás con pensando en música”.
Durante esas jornadas de trabajo intensivo se materializaron cortes como Denbora, Kemen haitz y Elai, canciones que fueron creciendo toda vez que el proyecto de Pasadena y la pandemia se fueron diluyendo. En este momento, “me sentí con la energía cargada para Libe”, también sumando experiencias vividas en los últimos años. Por ejemplo, la llegada al mencionado grupo gasteiztarra de Aitor García de Vicuña a los teclados “me llevó a investigar otras maneras de relacionarme con el instrumento, con formas diferentes de tocar”.
Un total de ocho canciones componen un trabajo grabado el pasado septiembre en los estudios granadinos de La Mina
A los directos
Esos cambios en las formas y también en parte en los fondos –“he aprendido a dejarme llevar y a estar más tranquila con si tengo que parecer que soy original”– hace que incluso García de Cortázar apunte que ahora mira a sus dos primeros discos “y no me siento conectada del todo con ellos”. Con todo va a recuperar unos tres temas de estas referencias, aunque traídos al sonido actual, para el repertorio de los conciertos que está a punto de empezar.
El primer paso se dará en Lemoa mañana mismo. Eso sí, la presentación oficial en su ciudad se producirá el próximo 2 de febrero en la sala Jimmy Jazz (“es como estar en casa”). Será en una noche en la que compartirá cartel con Ibil Bedi. Sobre las tablas estarán los involucrados en hacer este disco, es decir, la propia creadora junto a Dani Arrizabalaga, el mencionado García de Vicuña, Ander Sevilla y Jon Basaguren, autor también de las letras del disco.
Después llegarán más citas, como las ya confirmadas en Bilbao, Arrasate y Villabona. “La idea es tocar y tocar”, sonríe la cantante, teclista, compositora y productora. Lugares a los que llevar unas canciones que “sé que no son comerciales, aunque a veces me salga alguna”. Son temas íntimos y a la vez abiertos a que cada persona haga sus lecturas.