En noviembre de 2020, también en el marco del Aitzina Folk, el proyecto SarraBete, en aquella ocasión como trío, se estrenaba ante el público y lo hacía con un primer disco homónimo bajo el brazo. El proyecto nacía con un doble objetivo. Por un lado, recuperar la presencia del zarrabete. Por otro, incluir su sonido en una propuesta de folk actual. Justo tres años después, el grupo, ahora convertido en quinteto y con una nueva voz, y el festival solidario vuelven a citarse. Lo hacen este día 15 para compartir las canciones de un segundo álbum titulado Txori arraina.

El encuentro con el público se producirá en el Félix Petite (centro cívico Ibaiondo) a partir de las 19.00 horas. Será el momento de dar rienda suelta a las nuevas composiciones y recuperar algunas de las canciones de aquella inicial tarjeta de presentación. Todavía quedan algunas entradas disponibles a la venta, teniendo en cuenta además que lo recaudado en este festival se destina a la investigación de la ataxia telangiectasia.

Será en un concierto que, por cierto, también tendrá sus sorpresas. “Habrá dos dantzaris que harán algo original, algo un tanto diferente a lo que hemos hecho hasta ahora”, dice con una sonrisa Gorka Bravo Barreiro (zarrabete), quien comparte formación con Pablo Bueno Lumbreras (guitarra y cofundador de la banda), Jordi Arcusa (bajo), Nerea Quincoces (percusión) e Irati Bilbao (voz).

Toda actuación es importante y única. Eso lo saben a la perfección los cinco componentes de la formación. Llevan tiempo demostrándolo tanto en este como en otros proyectos. Pero es indudable, por la relación personal y musical existente, que los lazos entre Bravo y el festival de folk de la capital alavesa son muchos y fuertes. “Cuando conoces lo que hay detrás, todo es diferente”, comenta el creador. Por eso tiene claro que “actuar en el Aitzina es especial”. Va a ser así también este viernes 15.

Nuevos aires

Txori arraina acaba de hacerse realidad, tanto en su versión digital como en formato físico, este mismo otoño. Una docena de canciones dan forma y fondo a un trabajo que se presentó en directo de manera oficial hace unas pocas semanas en el Campos Elíseos de Bilbao. De aquella cita la banda salió con “muy buenas sensaciones” antes de llegar esta semana a Gasteiz y plantear unos próximos meses en los que la idea es tocar y dar a conocer el álbum todo lo que sea posible.

Se trata de un disco, además, en el que el germen de SarraBete está presente pero en el que, a la fuerza, se propone al público una propuesta diferente con respecto a su antecesor. La llegada de Quincoces, Arcusa y Bilbao ha supuesto sumar nuevos puntos de vista y propuestas. Además, en el caso de la cantante, ella también se ha encargado de las letras. “Todos los cambios que se han producido han encajado bastante bien. Está siendo todo sumar” a una propuesta en la que sigue presente esa idea básica de dar a conocer el zarrabete. “Sigo contestando muchas preguntas, sobre todo al final de los conciertos. Es bueno que haya ese interés. Eso quiere decir que llama la atención y eso siempre se agradece”.

Pero es evidente que el camino del grupo va más allá. Así lo demuestra en un álbum en el que Bravo busca que “cada canción te enganche, que haga que esperes a pasar a la siguiente porque cada una te pida quedarte un poco más”. Al fin y al cabo, “hemos buscado un formato más asequible, más fácil de escuchar” que se apoya también en una cuidada y pensada imagen, unas texturas, una serie de referencias a palabras clave... “Si quieres buscar, hay conexiones a encontrar”.

Eso aunque no se trata de un álbum conceptual como tal. “No acabo de meterme en el mundo actual. Sé que ahora se prefiere lanzar canciones sueltas, pero yo sigo haciendo discos”, defiende Bravo. De hecho, en su proyecto en solitario, el músico lleva un par de años dando forma a un trabajo que sí será conceptual y que está pendiente de ver la luz.