"El arte y la política tienen complejo de prima donna", sonríe Rubén Díaz de Corcuera. La apuesta del creador vitoriano desde la apertura en la Avenida Derechos Humanos de la galería El Estado del Arte ha sido por el arte político y a ello responde también la exposición Documento Plurinacional de Identidad / Nortasun Agiri Plurinazionala, que se abre hoy a las 19.00 horas y que se podrá ver hasta el 30 de junio en el espacio de Zabalgana.
"La política necesita comunicarse y para eso recurre a carteles, diseños, camisetas... y toda una imaginería, que es donde entra en el terreno de los artistas. Aquí le doy la vuelta a eso, soy yo, el artista, el que invade el terreno de lo político", describe el autor. Lo hace para reflexionar, además con buenas dosis de humor, sobre el concepto de lo plurinacional.
Pero no solo se refiere a este término con respecto a las cuestiones identitarias que, por ejemplo, tienen que ver con España o con País Vasco. "Nuestra ciudad es plurinacional. Cualquier barrio es plurinacional. Nuestra familia puede ser plurinacional. Incluso cada uno de nosotros, en nuestro foro interno, tenemos nuestras reflexiones sobre nuestro sentimiento de pertenencia", comenta.
De carteles imposibles a felpudos-bandera
De todas formas, ahora es el turno de quien acuda a El Estado del Arte. Porque, ante todo, la exposición quiere ser un lugar para plantear preguntas y reflexiones, no para enfocar determinadas respuestas desde posicionamientos políticos concretos. "Igual hay gente que se ofende al ver alguna de las obras; está en su derecho, en eso también consiste la libertad", dice el artista, aunque invita a quienes acudan "a entrar con el sentido del humor activado".
Son cuatro los elementos sobre los que se articula la muestra. Por un lado cinco tipos de carteles en los que Díaz de Corcuera sirve como modelo, aunque disfrazado en cada uno de ellos de manera diferente. Esas imágenes, que cualquiera puede identificar con momentos, estéticas y personajes reales, vienen acompañadas de mensajes polisémicos. Como en el resto de la exposición, el 99% está en euskera. "Decía Joxe Azurmendi que el arte vasco tenía que ser en euskera, pues esto es arte vasco entonces".
A eso se une un felpudo que representa una bandera que no necesita más explicación. En este caso, también las interpretaciones son múltiples. Al fin y al cabo, es un elemento donde uno "se limpia lo sucio de las suelas cuando va a entrar en una casa", pero también "es lo primero que ves de un lugar, algo que te habla de cómo son quienes están dentro".
No podía faltar una pancarta, que en este caso cuenta con una imagen muy habitual en las calles y plazas de Euskadi. Aquí vuelve a jugarse con las interpretaciones posibles, igual que con las diez camisetas con diferentes frases que ocupan el centro de la galería. "Es impresionante ver cómo esta prenda se ha convertido en un elemento de comunicación moderno. Es usar tu cuerpo como soporte para difundir mensajes".