Empezaron cuando tenían entre diez y once años. Hoy rondas la veintena y acaban de publicar su tercer disco, Oneiric. Furious Monkey House llega este domingo al escenario del Urban Rock Concept con este disco bajo el brazo. El espacio de Portal de Gamarra abrirá sus puertas a las 19.30 horas, quedando todavía algunas entradas a la venta.

Viernes en Madrid, sábado en Albacete y domingo en Vitoria. No está mal el maratón para un fin de semana. Ya se pueden llevar bien, que son muchos kilómetros de carretera en la furgoneta...

–(Risas) Sí, sí, nos llevamos genial afortunadamente. Es un poco paliza, pero tenemos ganas. De hecho, venimos de un fin de semana parecido, así que no queda otra que llevarse bien.

Actuaciones que vienen por su reciente nuevo álbum, que por fortuna, está encontrando una situación diferente al anterior disco del grupo. ‘Love, Scum & Dust’ se publicó en el último cuatrimestre de 2019, poco antes de que todo se parase. ¿Un álbum perdido?

–Fue raro. No lo pudimos presentar bien. Todo se paró muy rápido. Igual sí que puede ser un poco un álbum perdido, pero también es verdad que estamos recuperando varias canciones en los directos. Estamos muy contentos con ese trabajo, no es algo olvidado en el pasado. De todas formas, hay que tener en cuenta que somos estudiantes, no nos dedicamos a la música profesionalmente, así que el golpe no fue como el de otras bandas. Además, mientras no podíamos tocar nos dedicamos a hacer este tercer disco y aquí está el resultado.

Cuando empezaron en esto eran muy, muy jóvenes. Aunque ahora rondan los 20, ¿es ‘Oneiric’ un disco de madurez?

–Desde luego es más maduro, eso es así. Pero cualquier trabajo nuevo que hagas. Siempre va a ser más maduro que el anterior como mínimo en un aspecto. Sobre todo, lo vemos como un álbum más fiel a nosotros. De los dos primeros trabajos estamos muy orgullosos, pero eran álbumes en los que estábamos encontrando un sonido. Con Oneiric hemos consolidado lo que queríamos. Parece un proyecto, no sé cómo decirlo, un poco más serio o maduro, en el que nos hemos encontrado a nosotros y a nuestro sonido.

¿Y en esa búsqueda del sonido propio, a qué suena Furious Monkey House?

–Si antes sonaba como más fiel al rock de los años 90, que es lo que más escuchábamos en nuestra primera adolescencia, ahora eso es un tanto diferente. Escuchamos más música, tenemos más referencias. El rock sigue ahí, pero también hay un poco de electrónica, hip hop... Es una mezcla de muchas cosas. Dentro del grupo hay gente distinta que escucha cosas diferentes y todo eso suma.

En los directos de cualquier género es casi imposible ver a gente de su edad. ¿A qué público se dirige la banda?

–Lo que más se escucha son otros géneros. Eso lo sabemos todos. Y es verdad que nuestra propuesta es muy friki y rara por la fusión de todas las cosas que incluye. Vemos a algunas personas de nuestra edad en los conciertos pero es cierto que igual no llegamos tanto a generaciones más jóvenes. Pero bueno, depende de cada uno, de tu contexto, influencias, ganas de conocer...

¿Cuántas veces han tenido que escuchar eso de: pero si sois unos críos, qué hacéis en un escenario?

–Innumerables veces (risas). Lo entiendo porque el nuestro es un caso muy raro. Es una historia especial porque empezamos con 11 años. Nunca pensamos que íbamos a estar haciendo esto a este nivel. Y es increíble lo que estamos viviendo. Pero sí, nos lo dicen mucho incluso ahora.

¿Pero la idea es ser una banda profesional en el futuro?

–Es que en el grupo hay gente que quiere hacer cosas muy distintas, así que no hay una respuesta única a eso. Yo, por mi parte, sí quiero dedicarme profesionalmente a la música. Me interesa a muchos niveles, no solo en lo que supone cantar, como hago ahora. Me llama, por ejemplo, la producción musical o la composición. Pero ya te digo que dentro de la banda hay personas distintas. De momento, estamos muy contentos de encontrarnos en este punto. Nos están surgiendo oportunidades muy bonitas por las que estamos muy emocionados. Así que tampoco vamos a pensar en un futuro muy lejano. Ya se verá.

Cuando sube a un escenario y el público empieza a cantar con usted porque se sabe las letras de pe a pa...

–Eso es una pasada. Cuando haces música estás desvinculado de tu audiencia. Estás en tu habitación, pensando en ti mismo, en desahogarte y hacer la canción que necesitas en ese preciso momento. Es algo muy personal. Ir a un sitio y ver que la gente se sabe esa misma letra es algo muy extraño y emocionante a la vez. La música sirve para compartir y conectar con otras personas.

Por cierto, ¿a qué le canta Furious Monkey House?

–De lo que he hablado hasta ahora en mis letras es de mi experiencia como adolescente. Es lo que he vivido. Este álbum se hizo cuando teníamos alrededor de 16 años. Son experiencias adolescentes que se pueden extrapolar a cualquier etapa de la vida. Al final, hablamos, por ejemplo, de la incertidumbre por el futuro o de buscarse y encontrarse a uno mismo.