Felinna Vallejo y Laüra Bonsai han dado en la diana, además en muchos sentidos. Las Ninyas del Corro es un proyecto que no para de crecer. Podrían ser protagonistas de la escena de los 90, pero su rap de bombo y caja de toda la vida está hecho hoy. Sonidos que sustentan mensajes que poco o nada tienen de superficiales o simples. Así lo van a volver a demostrar esta noche en las tablas del Urban, donde todavía quedan algunas entradas disponibles
En los planes estaba que 2020 tenía que haber sido su gran año de lanzamiento pero vino la pandemia y adiós.
–F.V.: Nos podíamos haber venido abajo pensando en todos los planes que teníamos, pero nos centramos en trabajar y acabar de perfilar todo lo que queríamos hacer. De hecho, nos ayudó a meter más horas y más trabajo para que Onna Bugeisha terminase siendo lo que ha salido.
–L.B.: Jugar con ese tiempo extra nos vino bien al final. Hubiera sido peor que la pandemia nos hubiese pillado ya con el trabajo en la calle.
Están cerrando ya gira por salas y empiezan a llegar los festivales de verano, y tienen unos cuantos en cartera. ¿Lugares diferentes o les da igual el formato?
–L.B.: Son muy distintos. La sala te da esa intimidad, la cercanía, que nos está ayudando a presentar Onna Bugeisha, que viene con un imaginario y un concepto muy claro. En los festivales, todo es más cañero.
–F.V.: En las salas intentamos que la gente se sienta más dentro del show porque el formato te da esa cercanía. En los festivales, todo lo encaras de otra manera. Sabes que hay gente que quizá no te conoce y que te está descubriendo en ese momento. También te digo que nosotras nos lo pasamos igual de bien en un sitio o en otro (risas).
El disco, parece que no, pero va camino de cumplir dos años.
–L.B.: Sí, aunque sea un tiempo y un mundo en el que no suelen durar mucho las cosas, nosotras hemos querido que esta primera referencia dure y signifique. Estuvimos como dos o tres años pensando qué queríamos hacer y toda vez que lo tuvimos, queríamos darle su espacio.
Más allá de las reacciones en las redes sociales y estas cosas, ¿cómo sienten que ha sido recibido?
–F.V.: Tenemos unas sensaciones muy positivas. Es verdad que cuando se publicó, estábamos tan contentas con el resultado que ya nos dijimos: bien hecho. En redes ves mucha gente que te escribe, que te transmite... pero ha sido a la hora de girar cuando hemos visto que se ha conectado mucho. Ves que hay conciertos que agotan entradas, que la gente se sabe las canciones, que hay quien viene a decirte lo mucho que significa este disco para ellos o para ellas. Es una suma de todo. Al final, en las redes puedes tener 200 millones de seguidores pero que a tu concierto vayan 25 personas. No todo el mundo paga una entrada por verte y apoyarte. Ahí se ve quién cree en tu proyecto.
–L.B.: Cuando terminamos el disco estábamos muy contentas. Era justo lo que queríamos. Pensamos: el tiempo dirá, pero nos da igual lo que pase, es lo que buscábamos. Pero cuando ves, por ejemplo, que te empiezan a escribir muchas chicas que te dicen que lo que haces es muy importante para ellas, eso te hace sentir increíble.
Hay mucha gente que fue joven en los 90 y amante de la escena rapera de ese momento que seguro que va a sus conciertos junto a un público más joven, veinteañero como son ustedes.
–F.V.: Sí, sí. El público suele estar entre gente de nuestra edad, porque más jóvenes no solemos ver muchos, pero también más mayores. Ya vemos unos cuantos padres y madres (risas).
–L.B.: Hay muchas chicas de nuestra edad que sienten nuestro discurso como suyo. Pero es verdad que el sonido es muy old school y hay gente más mayor a la que le traemos a la mente ese rap que escuchaba hace tiempo. No es un género que se está haciendo mucho hoy, además. Es que en algunos conciertos nos estamos encontrando con niñas muy pequeñas. Las traen sus madres y padres porque escuchan este rap y quieren que sus hijas tengan unos referentes femeninos.
Es un rap, entonces y ahora, de la calle y sin embargo parece con Las Ninyas del Corro que algunos se sorprenden por sus mensajes, por el hecho de que no se muerdan la lengua. ¿Pero esta historia no iba de eso, de hablar de la calle y sus problemas?
–F.V.: Total. La gente está cada vez más acostumbrada a escuchar Los 40 Principales, la música en la que nadie se posiciona. Pero es que para nosotras no tendría sentido hacer música así.
–L.B.: Parece que el discurso en la música se está perdiendo cada vez más. En un género como es el rap también está pasando eso. Pero no es lo que hemos escuchado nosotras ni lo que queremos hacer.
Por cierto Laüra, ¿cómo es la MC Felinna Vallejo?
–L.B.: Cuando conocí a Felinna para mí fue un alivio. Conecté al instante con una chica de mi edad que escuchaba la misma música. Tenía muchos amigos que rapeaban, pero no era lo mismo. Ella tenía sus letras y sus ganas de decir, pero no lo terminaba de sacar. Yo veía mucho potencial en ella y no paré de animarla para que diera el paso. Es que lo que hacía era muy chulo. Estoy muy contenta y orgullosa de compartir grupo con ella.
Y Felinna, ¿cómo es la MC Laüra Bonsai?
–F.V.: Cuando la encontré pensé lo mismo: ¡qué guay conocer a una chica de mi edad que tiene referentes parecidos a los míos y que habla de lo mismo que yo!. Las Ninyas del Corro nació de una manera muy natural. Para empezar, porque primero nos hicimos amigas. Encontrar a Laüra fue toda una suerte para mí. Un proyecto como este nunca lo hubiera montado sola. Para nada. Además, este camino es muy duro y complicado, pero tener el apoyo de tu amiga y tu rapera favorita, te hace saber que no estás sola. Eso es un gran alivio a la hora de escribir, crear y girar.