Siempre inquieto, Julián Maeso vuelve este sábado 25 a la capital alavesa para dejar que el jazz, el rock, el blues... se mezclen y jueguen sin parar. Alberto Anaut (guitarra, Daniel García (batería), Ton Risco (vibráfono), Pablo Añón (saxo, flauta y teclados) y Javi GDjazz (trompeta) acompañarán al músico desde las 20.00 horas, quedando todavía entradas disponibles.

Son diferentes las propuestas de Julián Maeso que ha podido conocer el público vitoriano a lo largo de los años. ¿Qué se va a encontrar en esta ocasión?

–Con este sexteto lo que estoy haciendo es recuperar ese sonido de Blue Note, de aquellos discos que marcaron una época. Vamos con el órgano Hammond, sección de metal y un vibrafonista muy bueno para caminar dentro de un estilo acid jazz, soul, funk, blues... todo muy dispuesto para que sea un concierto animado.

Propuestas así reúnen a espectadores que proceden más del jazz con quienes se mueven entre el rock o el blues.

–Es una buena mezcolanza (risas). Me parece un acierto, de hecho. Es importante que rompamos moldes. Es uno de los problemas de este país a nivel cultural. Los festivales, durante mucho tiempo, se han limitado a separarse por estilos. Yo creo que en la mezcla está el original. Hay muchos artistas que pueden leer lo que pasa entre el pop, el rock, el country, el folk o el jazz, y de ahí saben hacer que aparezcan cosas interesantes. Si viene alguien al que le gusta el rock y acaba marchándose contento a casa en clave de jazz, genial. Le estás abriendo la puerta para que escuche a otro tipo de artistas.

Pero es que usted se ha liado la manta a la cabeza de tal manera que el pasado septiembre montó una big band.

–Bueno, fue algo puntual para una actuación en el OUR Fest Xacobeo, en Ourense, pero sí, fue toda una suerte, sobre todo por poder contar con músicos tan maravillosos.

Ojalá fuera posible económicamente sostener proyectos así, ¿verdad?

–Sí, sí. Pero es muy complicado pagar a once músicos, afrontar los gastos de desplazamientos y demás. Aún así, hoy en España hay sitios donde el jazz está más arraigado y el nivel de los músicos es muy alto. Antes no había escuelas de jazz o de rock, ahora sí. Y en esos centros sí están pudiendo nacer big bands y combos. No se viaja con esos formatos, pero por lo menos se dan.

Antes hablaba del público del rock que se asoma al jazz, pero ¿y Julián Maeso, qué encuentra en este género?

–Una oportunidad. Cuando compones una canción, si la pasas de un estilo a otro y ves que funciona, sientes que la composición es buena. Me gusta sacar de contexto los temas. En mis conciertos suelo coger una canción de rock y llevarla, por ejemplo, al reggae. Me gusta jugar, darle una vuelta de tuerca a los temas. Es un buen ejercicio para divertirse uno mismo y para ver qué sale de ahí.

¿Pero todos los temas son aprovechables para ese juego?

–Yo he probado a pasar una balada de James Brown a un tempo mucho más rápido y ha funcionado. Depende de cómo enfoques o cómo lo hagas. Pero es muy interesante sacar las cosas de contexto y darles una nueva vida.

En su última visita a Vitoria, la situación sanitaria todavía era muy complicada. En lo profesional, ¿volviendo a la normalidad o...?

–En general, estamos en un sector en el que siempre las cosas han estado complicadas. Nosotros pertenecemos a una generación que se ha criado en bares escuchando rock o blues u otros estilos. Los bares han sido el lugar de encuentro donde la gente ha compartido música. Hoy eso ha cambiado mucho. En las salas ves a la gente de aquellos bares. Pero es verdad que no se nota una regeneración del público. Hay mucha gente joven tocando a un nivel muy bueno pero no tiene tanto esa afición por ir a conciertos o a bares a escuchar música. Se nota mucho que no ves a gente joven en las actuaciones. Creo que también es una cuestión cíclica, que vamos pasando por épocas. Hay momentos en los que se pone de moda algo y todo el mundo entra por ahí. Siempre es la misma realidad, siempre va a haber músicos, siempre va a haber gente que gracias a ellos mantenga abiertas las salas de conciertos, siempre va a haber gente que quiera disfrutar de eso. La información está ahí. Está claro que hoy hay mucho ruido, mucha información y a veces uno no sabe a dónde ir o qué escuchar. Pero eso, al final, caerá por su propio peso.