Antes de un fin de semana en el que las tablas del Principal van a estar dominadas por la música en directo, las tablas de la calle San Prudencio se reencuentran hoy con un título ya clásico de la escena, Muerte de un viajante. Esta nueva versión, cuyo reparto lidera Imanol Arias, se presenta dentro de la temporada de invierno a punto de colgar el cartel de completo.

Como es habitual desde la pandemia, el encuentro con el público se producirá a partir de las 19.30 horas, quedando todavía unas pocas entradas en el anfiteatro segundo por un precio de 12 euros cada una. A partir de ahí, frente a los espectadores se encontrarán, además del actor leonés, Andreas Muñoz, Miguel Uribe, Fran Calvo, Cristina de Inza, Virginia Flores y Daniel Ibáñez, todos ellos bajo la dirección de Rubén Szuchmacher.

Desde su estreno a finales de la década de los años 40 del siglo pasado, Death of a Salesman ha contado con innumerables versiones, también en el cine y la televisión. En plena pandemia, se estrenó esta propuesta que ahora llega a Vitoria, más allá de que el fondo de aquel texto original y de todas las adaptaciones posteriores comparten la misma idea, esa mirada al capitalismo salvaje y a los sueños y las vidas que se lleva por delante, por mucho que se quiera hacer ver lo contrario.

“Es una de esas obras que se han ganado la adhesión de todos los públicos en todo el mundo. Efectivamente, la obra de Arthur Miller se ha transformado en un clásico del siglo XX. Junto a la Bernarda Alba, de Federico García Lorca, el Galileo o la Madre Coraje, de Bertolt Brecht o la desventurada Blanche DuBois, de Tennesse Williams, Willy Loman es uno de los antihéroes más conocidos del teatro”, apunta Szuchmacher. “¿Y en qué radica la vigencia de esta obra? En la enorme vitalidad de su texto, que a pesar de haber sido estrenado a finales de la década de la década de los 40, posee una teatralidad poderosa”, apunta el director de una adaptación realizada por Natalio Grueso.