Asesinatos, violencia contra las mujeres, narcotráfico y algo de humor llenan las páginas de las numerosas novelas negras que han llegado este mes de enero a las librerías, tanto procedentes del Reino Unido, Alemania o Estados Unidos como del Estado. Entre ellas, destacan algunas ambientadas en Euskadi, donde desde hace tiempo se habla del concepto de thriller euskandinavo para hablar de un género cada vez más en boga. Ibon Martín y Javier Díez Carmona son dos de los autores vascos que acaban de publicar sus novedades editoriales.

Tras el éxito de La danza de los tulipanes y La hora de las gaviotas, el autor guipuzcoano Ibon Martín publica El ladrón de rostros (Plaza&Janés), otra obra de suspense inspirada por el género nórdico pero radicada en Euskadi y marcada por el paisaje y el folclore vasco. Se trata de la tercera novela de la serie protagonizada por la inspectora Ane Cestero. En este caso, deberá investigar sobre quien es el responsable de haber asesinado a una mujer cuyo cuerpo aparece mutilado en una humilde ermita excavada en una roca, reproduciendo, con macabra exactitud, las figuras de los apóstoles que Oteiza esculpió en Arantzazu.

Por su parte, el autor bilbaíno Javier Díez Carmona, que con sus anteriores novelas ha erigido Bilbao como el nuevo enclave literario noir –igual que antes lo han hecho Eva García Sáenz de Urturi o Dolores Redondo con Gasteiz o Elizondo–, vuelve a la carga con Solas (Grijalbo). Ambientada en Euskadi, esta novela recoge una historia de maltrato a mujeres, tráfico de drogas, racismo, terrorismo y corrupción: en los alrededores de Balmaseda hace años que desaparecen mujeres pero nadie se ha tomado nunca en serio las denuncias hasta que un anciano cubano residente en Bilbao recibe el encargo de buscar a la hija de un viejo amigo.

Los amantes de la novela negra también podrán sumergirse en crímenes ambientados en otros puntos. Luis García-Rey, periodista deportivo, se estrena en la novela negra con Axel, una historia que muestra el poder del crimen organizado en España, tanto su cara más violenta, en los ajustes de cuentas en las costas gallegas, como su infiltración en instituciones y empresas, con el narcotráfico y la prostitución muy presentes. Asimismo, con Terral (Espasa) Sergio Sarria firma una novela negra con el tráfico de personas como telón de fondo y Málaga de escenario principal en una semana terrible de calor y viento de terral, cuando aparece el cadáver de un joven magrebí decapitado y en cuya frente han grabado la palabra “traidor” escrita en árabe.

En el caso de La dama del lago (Salamandra), la autora estadounidense Laura Lippman ambienta esta historia en los años 60, cuando una madre y esposa perfecta decide plantarlo todo y convertirse en periodista. Cuando el cuerpo de una joven aparece en un lago, ve la ocasión de hacerse un nombre y arrojar luz sobre este crimen, a pesar de la indiferencia general. Se trata de una novela negra que habla también de racismo y sexismo. Por su parte, la autora que se esconde bajo el pseudónimo de Greta Alonso ha escrito en La dama y la muerte (Planeta) sobre un pintor oculto tras el nombre de Dama, que firma cuadros que luego se ven envueltos en extrañas circunstancias. Con cada subasta, su obra se revaloriza y un policía deberá investigar el nexo entre uno de sus obras de arte y el asesinato brutal de un conocido futbolista.

Santiago Díaz firma con Indira (Ediciones B) la nueva novela de la serie negra protagonizada por la inspectora Ramos, que comienza con lo que parece el intento de suicido de su protagonista, un caso en el que se mezclan el poder, la violencia de género y el narcotráfico. En el humorístico thriller Mindfulness para asesinos (Espasa), que ha sido un éxito de ventas en Alemania, Karsten Dusse cuenta las peripecias de un abogado criminalista, cuyo principal cliente es un mafioso tan peligroso como impredecible, al que es difícil poner límites.

Considerado el fundador del denominado tartan noir, las novelas negras de corte clásico de Jack Laidlaw han inspirado a muchas generaciones de escritores y, cuando murió en 2015, dejó un manuscrito con el primer caso de este investigador que el escritor escocés Ian Rankin ha finalizado y que se publica ahora: se trata de Sólo la oscuridad (Salamandra) de William McIlvanne e Ian Rankin. Además, las estanterías de novedades mostrarán la cuarta entrega de las novelas escritas por Alan Parks y protagonizadas por el policía escocés Harry McCoy, Muerte en abril (Tusquets), que comienza con el estallido de una bomba el viernes Santo de 1974 en Glasgow y la muerte de la persona que la estaba construyendo en un piso y la desaparición del hijo de un rico estadounidense.