A finales del pasado octubre comenzó a circular por las diversas plataformas musicales Sin ti, un disco de rock and roll con once temas, que no hay que molestarse en buscar en CD, porque no existe. “Estamos en Spotify, YouTube Music, Apple Music y un montón más de plataformas que no recuerdo a enumerar. Pero el formato físico es algo que hemos descartado, ni siquiera unas copias para regalar a amistades y familia. Grabamos para nosotros, por una especie de recuerdo para la posteridad, no para vender”, explica Nani, voz y guitarra de Cuchillo Manteca, que así se llama este cuarteto de Laudio, también integrado por Fede (bajo y coros), Mendo (batería) y Juan (guitarra).

De hecho, si por ellos hubiera sido, sus creaciones tampoco hubieran ido mucho más allá del local de ensayo y el bar de la esquina. “Es difícil de entender, pero es que tenemos el culo pelado por la edad, todos con trabajo y la vida solucionada, que se suele decir… pero somos músicos y te surge la necesidad de crear. Haces música en casa y llega un momento en que la necesitas enseñar, compartir con la gente, pero sin pretensiones”, aclara, quién sí sabe lo que es triunfar tras 30 años en el exitoso proyecto de humor laudioarra Pirulo Txow o haber formado parte de la banda Txapelpunk.

“Fui muy feliz en ese grupo, que no se me malinterprete, pero no era mi banda y necesitaba explorar más allá del sota, caballo, rey… conocí al resto de integrantes en los espectáculos de Pirulo Txow, y decidimos juntarnos hace ya seis años, repito, sin ninguna pretensión y por pura necesidad de crear… y claro te surge un bolo en el Sorgin, vas y la gente te viene con pero ésto que hacéis esta muy guapo, porqué no lo grabáis y tocáis en más sitios… y te vienes arriba”, reconoce, recordando el directo ofrecido en el conocido bar a orillas del río Nervión en Laudio.

Rockeros cincuentones

Así fue como estos rockeros cincuentones de diferentes tendencias, del blues al punk pasando por el metal, se animaron a tomárselo más en serio, empezando por autoimponerse días de ensayo. “Nuestra sede está en Latiorro, en el mismo local que cedió el Ayuntamiento donde EPA al Pirulo Txow, y ahí ha crecido Cuchillo Manteca”, señala el vocalista; que tampoco esconde que la decisión de no sacar disco en formato físico, también atiende a cuestiones de lógica. “Hoy día ya no compra nadie discos. La juventud no consume y baja todo por Internet, por eso ha cambiado toda la industria de la música y se han hecho tan lucrativos los bolos de mañana o tarde, con pintxitos y demás; los llenamos los mismos que llenábamos los bares de noche en los 90”, subraya con sorna.

Además, “cantamos en castellano y somos un rock moñoño, aunque en directo suena más potente… mal lo llevamos”, se carcajea. Y es que se da la circunstancia de que las creaciones de Cuchillo Manteca llegan más al público femenino. “Creemos que es por las letras y temas que tocamos: el maltrato, la inmigración, la pérdida, el amor… y que no queremos hacer pensar, no estamos aquí para sentar cátedra, pero sí sentir, provocar emociones”, opinan, quienes también quieren dejar claro que “lo que suena en el disco es nuestro directo, no hay trampitas”, aseguran.

De plasmarlo tal cual suena en una grabación se ha encargado Imanol, de Orozko Producciones en Barakaldo. “Es el cantante de Etrokizun Beltza y Dr. Hyde, donde coincide con nuestro batería Mendo y de ahí la colaboración. Somos el primer grupo que pasa por su estudio, y no será la última vez, ya que en 2023 tenemos pensado grabar un segundo disco, ya que tenemos material de sobra”, adelantan, quienes quieren darle las gracias “por su gran labor, su profesionalidad y sobre todo, su paciencia con nosotros. Fueron dos días de trabajo duro y agotador, por momentos, pero hemos conseguido extraer del calor del local de ensayo 11 temas que ya están a disposición de todo el que quiera darle al play en cualquier plataforma digital”, matizan.

Una cebolla por logo

Lo del curioso nombre que llevan por bandera tiene su explicación. “Suelo llevar el material ordenadito y cerrado, y llego al local y me lo cambian todo y me enfado. Entonces, me dicen, a ver Nani, relaja y escucha este riff o tal toque en este tramo… ¡Ves, entra como el cuchillo en la mantequilla!… y de ahí el nombrecito”, admite entre risas el vocalista. Lo de llevar por logotipo una cebolla con un rictus de enfado, estilo calabaza de Halloween, también tiene su aquel. “Porque hacemos llorar, pero de gusto, y nos encanta. Además, es algo muy rural, de pueblo, como nosotros, formada por capas distintas y no puede faltar en ningún plato”, resumen, quienes reconocen que su imagen “necesita un apaño y lavado de cara, y en eso nos va a echar un cable nuestro amigo Igor Arzuaga”, adelantan.

Con todo, “en realidad nada es tan complejo ni tiene tanta sesuda explicación. Solo somos cuatro rockeros cincuentones que necesitábamos crear música, por puro mono, y que la gente disfrute con ella”, sentencian, quienes cosecharon muy buenas críticas en la reciente semana musical de Orduña. “Esa ciudad es especial, esta llena de músicos, y actúas con cierto vértigo conscientes de que quien te está viendo controla, así que recibir elogios a pie de calle te llena de orgullo”, apuntan. De cara a 2023, tienen ya apalabrados conciertos en Portugalete (Bizkaia) y Unquera (Cantabria). “A ver si nos sale algo en Gasteiz, la verdad es que nos encantaría tocar en la capi”, apostillan.