Ya antes del espléndido trabajo que realizó con Berri Txarrak en la gira internacional de despedida del grupo navarro –que se tradujo también en un libro a recomendar–, el nombre y la labor de Eider Iturriaga era bien conocido. Música y fotografía se unen en ella con un sello muy personal que también se plasma ahora en la exposición Pandemic sessions, que hoy se va a poder ver por primera vez gracias al Cosmic Fest. En concreto, la muestra va a permanecer durante los dos próximos meses en las instalaciones de Old Tower Stuff (cuesta de San Vicente) como parte del amplio programa que va a desarrollar el certamen en su regreso tras el parón por la pandemia.

Va a ser este jueves a las 20.30 horas cuando se inaugure la producción, una cita que contará con la presencia de la autora y los sonidos que irán pinchando Tiki Boom & Miss Waymon en una sesión muy especial también por otro motivo. “La pasión por la música me viene por mi aita”, que falleció el pasado diciembre, así que de la discoteca particular del progenitor van a salir los sonidos del evento. Se vivirá así la puesta de largo de una muestra que reúne una treintena de imágenes tomadas en Vitoria con el covid como escenografía de fondo.

Cabe recordar que al no poder llevarse a cabo el Cosmic Fest, su responsable, el promotor cultural gasteiztarra Mikel González, optó por organizar sesiones especiales adaptadas a las restricciones de cada momento, conciertos que se llevaron a cabo en la sala Jimmy Jazz. “La idea inicial pasaba por registrar, a modo de retrato, a las bandas que pasaban por estas citas. Pero como la situación era tan loca, tan fuera de lo común, me apetecía registrar eso que estábamos viviendo en las imágenes y no hacer las típicas fotos de grupo”. Para ello, la creadora vizcaína optó por sacar a los grupos de su contexto, como hizo con los componentes de Ummo, a los que captó en un supermercado cercano al espacio de la calle Coronación.

Esas actuaciones –“hay que agradecer a la Jimmy Jazz y a Gasteiz la apuesta que hicieron por seguir adelante cuando se pudo”– le sirvieron a Iturriaga para recuperar la senda tras el parón vivido por la aparición de la pandemia. “Hubo momentos de bajón, de pensar que igual no iba a volver a hacer fotografías. Sentí falta de ganas. Pero cuando empecé a salir a la calle con mi perra, me llevé la cámara y empecé a recuperar el gusanillo. Tengo una colección de retratos de perros impresionante”, ríe la autora. Más allá de la anéctoda, el covid hizo evidente la cantidad de gente que mueve cualquier evento cultural, personas que, sin embargo, se quedaron muy desamparadas en aquella situación. “Nos abandonaron”, recuerda Iturriaga, a la que justo le llegó todo este frenazo tras cerrar el proyecto de Berri Txarrak.

Fue un trabajo que traspasó fronteras pero también una labor muy exigente. Aún así, “al mes de terminar ya estaba pensando en que ojalá me saliera otra gira”. Pero eso no es nada sencillo. “Acabo de venir de un festival en Oporto y ves cómo, fuera, hay grupos que llevan fotógrafos con ellos porque entienden que es parte de cuidar su imagen. Eso aquí no existe. Lo de Berri fue un ejemplo que podrían seguir otras bandas”. Ella, de todas formas, no para. Y asegura que en el “99,9% de las ocasiones” trabaja con “libertad absoluta”. De hecho, tiene una marca de la casa bien conocida. “Yo igual no soy siempre consciente de tener un sello, por así decirlo, pero hay gente que ve una de mis fotos y aunque no esté firmada, sabe que es mía. Eso me parece importante”.

Eso sí, Iturriaga admite una característica no siempre tan común en quienes hacen fotografías en los directos. En cada actuación apuesta por tener al menos una imagen en condiciones de todos los componentes de un grupo, por numeroso que sea. “Las bandas a eso le dan mucha importancia”, explica la autora, que reconoce que lo mejor de su trabajo es, precisamente, esa unión de música y fotografía, sus dos grandes pasiones. “Acabé haciendo fotos en conciertos porque era algo natural, algo que tenía que suceder”. Ella pone en valor la experiencia de cada concierto (“¡claro que me entero de lo que pasa y lo disfruto!”), sobre todo frente a quienes se dedican a la misma profesión “solo porque quieren decir que conocen a este músico o a este otro, o para presumir de que estuvieron en una u otra actuación, que también hay de eso”.

Con todo, apunta que lo más duro de su labor sigue teniendo que ver con el hecho de ser mujer. “En este mundo tan de hombres, muchas veces, por mucho que me lo haya currado, sigue habiendo gente que piensa que estoy ahí porque soy la novia de. Eso es algo muy desagradable. Todo el rato tienes que estar demostrando que vales para hacer esto. Muchas veces me han preguntado: ¿con qué vienes? ¿de quién eres la novia?”. Pues ella es la fotógrafa Eider Iturriaga y desde hoy expone en Old Tower Stuff.