Según algunos expertos, las obras falsas suponen entre un 10% y un 40% del volumen total del mercado del sector artístico. Incluso hay algunos que se decantan por una cifra más elevada. La falsificación de obras de arte es uno de los fraudes más antiguos de la historia y supone un enorme problema en el mercado internacional del arte, que se ha convertido en un gran negocio.

Hace unos días la Fundación Oteiza denunciaba que la autoría de las dieciséis obras que expone el Museo Diocesano de Donostia no corresponden al artista. Según la Fundación, estas afirmaciones se sustentaban en “un estudio interno” realizado por el propio organismo, propietario del legado artístico de Oteiza, junto a Txomin Badiola, autor del Catálogo Razonado del escultor.

“Hay muchos más riesgos de obras de arte falsificadas en el sector privado que en los museos”

Javier Novo - Investigador y jefe de colección del Bellas Artes

El director del museo, Edorta Kortadi, se reafirmaba días más tarde en que las obras son “auténticas”. Poco después, un descendiente de Zuloaga afirmaba que El ciego de Arrate no es atribuible al pintor.

Cuadro falsificado de Rothko. Este Rothko fue vendido por 750.000 euros por la galería Knoedler & Co., una institución respetada que llevaba en el negocio desde hace 165 años. La marchante Glafira Rosales, que suministró esta y otras falsificaciones a la galería , se declaró culpable de cargos de fraude. Los cuadros los pintó el artista chino Pei-Shen Qian.

No es un Caravaggio. Hans van Meegeren falsificó en 1037 Los discípulos de Emaús de Caravaggio, que más tarde fue examinado por un experto que determinó su aparente autenticidad. Fue adquirida por la Rembrandt Society por cerca de cuatro millones de dólares. Engañó a varios museos, a un general nazi y a críticos especializados.

No es un Caravaggio. Hans van Meegeren falsificó en 1037 Los discípulos de Emaús de Caravaggio, que más tarde fue examinado por un experto que determinó su aparente autenticidad. Fue adquirida por la Rembrandt Society por cerca de cuatro millones de dólares. Engañó a varios museos, a un general nazi y a críticos especializados.

Las dudas sobre la autoría de miles de obras de arte se dan constantemente y no siempre es posible llegar a una conclusión. En 2017 se pagaron 450 millones de dólares por Salvator Mundi, una pintura atribuida a Leonardo Da Vinci y descubierta de manera casual pocos años antes. Es el cuadro más caro de la historia. Desde el principio varios expertos manifestaron ciertas dudas sobre su catalogación y ahora una investigadora italiana ha puesto en entredicho su autoría basándose en un dibujo desconocido del autor florentino que asegura haber descubierto. La polémica está servida.

Dubuffet. The Cow With the Subtile Nose, atribuido, en un principio, a Dubuffet, era en realidad una falsificación de J. Myatt. Se subastó en Christie’s por 60.000 libras. Nada más salir de la subasta, Myatt reveló el secreto que se convertiría en escándalo: las había pintado él.

Dubuffet. The Cow With the Subtile Nose, atribuido, en un principio, a Dubuffet, era en realidad una falsificación de J. Myatt. Se subastó en Christie’s por 60.000 libras. Nada más salir de la subasta, Myatt reveló el secreto que se convertiría en escándalo: las había pintado él. 2 Un reportaje de Maite Redondo

En 2008, el Prado llegó a la conclusión de que El coloso que se atribuía a Goya en realidad estaba pintado por uno de sus discípulos. En la radiografía del lienzo del pintor aragonés aparecían dos figuras. El pintor había rectificado su plan inicial, algo insólito en Goya, pues en sus obras suele haber pequeños retoques, algunos arrepentimientos, pero la composición general no la cambia nunca.

¿Es un Da Vinci? En 2017 se pagaron 450 millones de dólares por Salvator Mundi, una pintura atribuida a Da Vinci y descubierta de manera casual pocos años antes. Desde el principio, ha habido dudas sobre su autoría.

¿Es un Da Vinci? En 2017 se pagaron 450 millones de dólares por Salvator Mundi, una pintura atribuida a Da Vinci y descubierta de manera casual pocos años antes. Desde el principio, ha habido dudas sobre su autoría.

Un Juan Gris falso. John Myatt está calificado como el artista más fraudulento de la historia. También falsificó Musician’s Table, que fue certificada por Christie’s en 25 mil libras. Fue detenido en 1993 denunciado por su cómplice.

Un Juan Gris falso. John Myatt está calificado como el artista más fraudulento de la historia. También falsificó Musician’s Table, que fue certificada por Christie’s en 25 mil libras. Fue detenido en 1993 denunciado por su cómplice.

Nuevas tecnologías

Pero, ¿cómo detectar si una obra pertenece a un artista? Es indudable que con la firma no basta. En la época actual, las nuevas tecnologías ayudan a vislumbrar hasta lo más oculto de las piezas, revelando todos sus misterios a los investigadores modernos.

Javier Novo, investigador y Jefe del Departamento de Colecciones del Bellas Artes de Bilbao, considera que “hay muchos más riesgos en el sector privado que en el de los museos”. A la hora de abordar la autenticidad de una obra se establecen tres criterios. “Por un lado, está el visual, la primera toma visual es clave porque, al fin y al cabo, el mundo de la pintura es como la caligrafía. Al igual que podemos identificar la letra de nuestros conocidos, los especialistas reconocen el estilo, la pincelada, de cada artista”.

Frida Kahlo. La artista mexicana pintó más muerta que viva. El mercado está saturado de falsificaciones de sus obras. Para evitar que se acrediten cuadros falsos a la autora, hay un grupo de nueve expertos en su obra que pueden juzgar su originalidad.

Frida Kahlo. La artista mexicana pintó más muerta que viva. El mercado está saturado de falsificaciones de sus obras. Para evitar que se acrediten cuadros falsos a la autora, hay un grupo de nueve expertos en su obra que pueden juzgar su originalidad.

'NUDE' DE CHAGALL. Un empresario adquirió en 1994 este cuadro del pintor ruso Marc Chagall y resultó ser falso. Los pigmentos eran demasiado modernos. Las autoridades francesas le amenazaron con destruirlo.

Otro de los aspectos que tienen en cuenta los investigadores es el estudio documental, el histórico. “Esto es clave para la pintura antigua porque toda la obra genera siempre un rastro: la procedencia, las exposiciones, la biografía, en las que ha participado... Todo está documentado. Las fuentes son fundamentales; al fin y al cabo, una fotografía del artista al lado de la obra es absolutamente determinante, una etiqueta de una exposición en la parte trasera... En general, casi todas las obras de arte importantes han dejado alguna huella. En mi vida profesional nunca he encontrado una obra “huérfana". Una obra que se presupone de un cierto nivel no suele aparecer casi por generación espontánea, no surge de la nada. Incluso habiendo estado olvidada, pongamos cien años, ha formado parte de una exposición, se sabe de algún propietario o se tiene algún documento”.

“Los estudios infrarrojos, reflectografías... son reveladores para las líneas de investigación”

Javier Novo - Investigador y jefe de colección del Bellas Artes

Y la tercera vía que ayuda a los investigadores museográficos de todo el mundo es la parte técnica. “Los estudios infrarrojos, reflectografias... son reveladores para determinar la línea de investigación. Normalmente, a la hora de buscar la certificación, lo primero que se busca es la autoría. Los éxitos profesionales están encaminados a devolver un título original a la obra, la fecha... El gran sueño de un investigador es encontrar una obra olvidada de un gran artista, pero eso suena un poco a titular de prensa o película de aventuras. Te ilusionas a veces con pequeñas cosas, pequeños hallazgos que se van incorporando a las bases de datos de una manera casi silenciosa. Se siguen aportando nuevos datos a las obras”, finaliza Javier Novo.