En plena pandemia y a pesar de todos los condicionantes del momento, la compañía alavesa Panta Rhei planteó hace justo un año un nuevo reto creativo que pasaba por reunir a un buen número de artistas e intérpretes de distintas disciplinas y procedencias para crear un montaje a compartir con el público en plena naturaleza. Los bosques de Murua fueron el escenario para las diecisiete sesiones que se llevaron a cabo en septiembre de 2021, con todas las entradas vendidas.

El respaldo del público y las buenas sensaciones que conllevó la experiencia se tenían que traducir en una reposición, lo que no es nada fácil teniendo en cuenta que para hacer posible Naturaren Sekretua es necesario poder contar con creadores e intérpretes que tienen sus propios proyectos y agendas, y que solo se juntan para tomar parte en la iniciativa de Panta Rhei. Aún así, el grupo fundado por Emilio Fernández de Pinedo e Idoia Ayestarán ha conseguido superar esa importante circunstancia y ya hay nuevas fechas para, justo doce meses después, volver a compartir esta experiencia escénica, que además ha sido completada y mejorada.

“Muchas personas se quedaron sin poder asistir al agotarse las entradas”, así que tanto para ellas como para las que quieran repetir, se presenta esta segunda oportunidad, aunque sin perder vista una cuestión importante. Es verdad que en este 2022 ya no existen limitaciones de aforo, pero en este caso sí se establecen unos límites bastante ajustados de asistencia a cada sesión puesto que no se quiere masificar el espacio natural, sino “favorecer una adecuada vivencia”.

De momento, se han establecido doce pases repartidos entre los días 1, 2, 3, 4, 7, 8, 9, 10 y 11 de septiembre. Los pases ya están disponibles a través de la página www.teatropantarhei.com. La producción es para todos los públicos a partir de ocho años, espectadores a los que se citará en cada ocasión en el parking de Murua para, desde ahí, acudir a los bosques que están al lado y que es donde se producirá la representación. En este sentido, hay que tener en cuenta que se está en una zona natural y que hay que acudir con calzado y vestuario adecuados.

A partir de ahí, y a lo largo de entre 75 y 90 minutos dependiendo de lo que vaya sucediendo, al público se le invita a compartir una vivencia en plena naturaleza sirviéndose del teatro, la música, la danza, la poesía o la escultura. Con estas herramientas, se apuesta por crear una “experiencia artística” que pone en valor a la propia naturaleza y al ser humano dentro de ella. Dos polaridades ancestrales, que se podrían asemejar a lo femenino y lo masculino, están enfrentadas, situándose en mitad de ambas la naturaleza, que pide que el conflicto se supere ya, para poder revivir. Aquí está el sustento argumental de una creación que, eso sí, no es una obra de teatro.

El matiz tiene su importancia, sobre todo pensando en un público que puede acudir con una idea preconcebida o equivocada. De hecho, más que entrar en detalles excesivos previos, es mejor dejarse sorprender y atrapar por esta segunda oportunidad de vivir Naturaren Sekretua.