Tres años lleva el Festival de Jazz de Vitoria sin pisar la que ha sido su sede fundamental durante casi toda su historia. Lejos parece quedar aquel 20 de julio de 2019 y esa despedida hasta 2020 en Mendizorroza al ritmo de Makaya McCraven y Kamasi Washington. Nadie podía imaginar entonces todo lo que sucedió después a causa de la aparición de la pandemia. Hoy toca volver al viejo polideportivo, con todo lo que eso significa y tiene de simbólico más allá del certamen en sí.

La programación, en realidad, vivió ayer su día inaugural aunque solo hubiera un único concierto, esta vez en el Principal. Hoy va a ser como pasar de la noche al día porque no solo se vuelve a Mendizorroza, sino que se recuperan las secciones Jazz en la Calle y Jazz de Medianoche, se activan varias programaciones paralelas de clubs y bares como el Dublín y el cartel se despliega casi al completo. Tal vez alguien debería haber pensado en una transición algo más escalonada y no dejar la primera jornada tan vacía.

Los primeros sonidos de este miércoles, dentro de la programación oficial, llegarán a las 13.00 horas con la Iruña Brass Band, que regresa a la calles y plazas de la ciudad después de su exitoso paso por aquel mencionado 2019. Tanto en ese momento como a las 19.30 horas, se encontrará con los viandantes desde la plaza de la Virgen Blanca. Y así seguirá hasta el sábado recorriendo diferentes puntos de la capital alavesa.

De ahí se pasará al centenario teatro de la calle San Prudencio donde, desde las 17.30 horas, será el turno del pianista y compositor armenio Yessaï Karapetian, que acude al festival como parte del premio tras haber ganado la última edición del Rising Stars Jazz Award. Marc Karapetian (bajo), Théo Moutou (batería), Gabriel Gosse (guitarra) y Pierre-Marie Lapprand (saxo) acompañarán al intérprete en la presentación de su primer disco como líder, un Yessaï que se ha hecho realidad hace nada.

A partir de ahí, tocará volver a Mendizorroza. Tras un 2020 sin festival y un 2021 en el que hubo que mudarse al Iradier Arena, el polideportivo vuelve a recibir al público en una doble sesión. Eso sí, otro efecto de la pandemia y de una teórica reivindicación de los espectadores es que, por lo menos este año, todas las actuaciones arrancarán a las 20.30 horas, también viernes, sábado y domingo. Cosas que pasan.

La primera en hacer acto de presencia, la encargada de devolver al certamen a su casa será Giulia Valle, contrabajista italiana que ha hecho de Barcelona su ciudad desde hace tiempo. Más allá de su faz educativa, la también compositora viene con su ensemble, aunque de un tiempo a esta parte ha estado más activa con su trío, sin perder de vista la edición el año pasado del disco Carlos Cano en Clave de Jazz. Esta vez, estarán con ella Riccardo Pittau (trompeta), Vicent Pérez (trombón), Martí Serra (saxo), Francisco Ramos (saxo y flauta), Roger Mas (piano) y Adriá Claramunt (batería).

Después será el turno de Eliane Elias, cuyo paso por Gasteiz se quiere aprovechar para recordar al fallecido Chick Corea, participante fundamental en el premiado disco Mirror Mirror en el que la pianista brasileña también contó con la presencia de otro grande como Chucho Valdés. Marc Johnson (contrabajo) y Tiago Michelin (batería) completarán la formación que va a presentar la intérprete.

Ahí no quedará la cosa puesto que en el Ciudad de Vitoria se recuperará la sección Jazz de Medianoche. Hasta el sábado, el protagonismo va a recaer en un viejo conocido del festival como es Cyrus Chestnut. Junto a Giorgos Antoniou (contrabajo) y Esteve Pí (batería) acompañarán al pianista cada jornada, recitales en los que ofrecer su música pero también ser el soporte a las posibles jam session que se monten con los otros músicos invitados al certamen.