- Azaroso y aleatorio. Con esos adjetivos más propios de los juegos de azar describen algunos de los nominados vascos en los Premios MAX de las Artes Escénicas las posibilidades de obtener, finalmente, el galardón. “El arte del teatro es cooperativo”, asegura el autor teatral y guionista donostiarra Ignacio del Moral, defensor de que para ensamblar bien un espectáculo es necesario el buen hacer de todo el equipo. Tras varias décadas de trayectoria, no considera que ganar el premio sería un espaldarazo para trabajar más. De esa opinión es también otra de las nominadas, la escenógrafa Ana Garay, para la que son “los equipos humanos los que se van encontrando y fluyendo de un proyecto a otro”. Con algo más de esperanza aborda la nominación la directora artística Janire Etxabe, quien espera que la función por la que obtiene la nominación pueda girar fuera de Euskadi.

Desde diferentes perspectivas, la ilusión es la misma para los nominados vascos en unos premios en los que tampoco faltan las guipuzcoanas Lucía Lacarra (mejor interpretación femenina) e Iratxe Ansa junto a Igor Bacovich (mejor coreografía), habituales en estos galardones, u otras propuestas como la de Anita Maravillas & Portal 71 (mejor espectáculo para público infantil). Tras su paso por el Teatro Arriaga la pasada edición, la gala de los premios se traslada mañana al Teatre Principal de Maó, en Menorca, donde se premiará el talento de los profesionales del teatro y de la danza del Estado. Parten como favoritas en los galardones otorgados por la Fundación SGAE Canto jo i la muntanya balla, la adaptación teatral de la premiada novela de Irene Solà, con cinco nominaciones, y Una noche sin luna, de Juan Diego Botto y Sergio Peris-Mencheta, con cuatro.

Mejor adaptación teatral

Las virtudes del metateatro en el Arriaga

Aunque en una fase inicial la obra de teatro El viaje a ninguna parte fue candidata a seis Premios MAX -entre ellos mejor dirección de escena- solo ha prevalecido la candidatura de Ignacio del Moral a mejor adaptación teatral. “Hay muy buenos trabajos en la obra, podrían haber sido nominadas las interpretaciones o la música. Estas cosas son un poco azarosas, pero es verdad que es un espectáculo compacto, está concebido como un conjunto y el texto encaja muy bien”, afirma el autor teatral sobre la coproducción del Teatro Arriaga, con el Fernán Gómez-Centro Cultural de la Villa, estrenada en 2020. Aunque se trata de su primera nominación a los Premios MAX, y manifiesta su ilusión, Del Moral considera que en su oficio, que es como “una aldea”, un premio “no es una revolución salvo que llegue en una etapa inicial”. De hecho, trabajo no le falta.

La idea de adaptar la novela de Fernando Fernán Gómez -que posteriormente fue película- fue originariamente suya. Aunque fue mucho después cuando tuvo conocimiento de que no era la primera versión, sino que hubo compañías pequeñas que la abordaron e incluso alguna Latinoamericana que la adaptó para dos únicos actores. Respecto a su labor, confiesa que no le resultó complicada. “Eliminé tramas secundarias y concentré la acción. Quise crear una pieza que tuviera autonomía teatral. Por eso no hay narrador ni recursos que remitan a la novela”, afirma sobre la adaptación que dirigió Ramón Barea. La propia obra resulta un homenaje al oficio, al teatro. “No romantiza la profesión, aunque admira el carácter heroico, el trabajo y la resistencia, pero no concluye que las obras que se hacían entonces eran buenas, sino que eran comedias normalmente muy malas y burdas”, exterioriza Del Moral. Al contrario, manifiesta que El viaje a ninguna parte manifiesta cómo los actores estaban comprometidos con un tipo de teatro que para ellos era su vida.

Mejor diseño de vestuario

Un espectáculo infantil no exento de inteligencia

Si a la tercera va la vencida, Ana Garay tiene muchas opciones de alzarse con el premio este año. Su trabajo, en la categoría de mejor diseño de vestuario, estuvo nominado en 2005 por El caballero de Olmedo, de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, y en 2007, por El mágico prodigioso, de Juan Carlos Pérez de la Fuente. “Hace tiempo que no me recibía una nominación, es la ocasión en la que menos expectativas tengo”, confiesa la “vascogaditana”, como ella misma se define. A su juicio, desde esas primeras nominaciones, algo positivo que han demostrado los Premios MAX es que se han descentralizado. “Hay mucha gente de provincias que hace teatro estupendo”, valora la escenógrafa y figurinista afincada en Cádiz, quien le debe gran parte de sus conocimientos en el oficio a su “aita”, Jesús Mari Garay, que llegó a tener cuatro tiendas de alta costura en Bilbao. “Sé que hay un 33% de posibilidades y cualquiera de las compañeras se lo puede llevar, no deja de ser algo aleatorio”, considera Garay, quien afirma que el resultado de su trabajo se lo debe, al menos al 50%, al taller de Valencia que confeccionó el vestuario del espectáculo Rebelión.

La obra de Marea Danza, una reinterpretación del clásico de George Orwell, es una de las favoritas con tres nominaciones. Además de mejor diseño de vestuario, opta a llevarse el premio de mejor composición musical para espectáculo escénico y mejor coreografía. “Me hace mucha ilusión no ir sola. Al fin de cuentas, con quien quieres celebrarlo es con el equipo. Lo que ha construido Xavo Giménez es un espectáculo infantil muy inteligente, de un grado de abstracción interesante”, expone sobre la dirección al frente de las cinco bailarinas “llenas de talento y personalidad” que llevan el peso de la función. “Ganar un premio sería un aval para las chicas a la hora de mover la gira”, considera Garay, quien no obstante no cree que a ella, personalmente, le cambiaría mucho la vida. “Después de 32 años trabajando soy un poco incrédula con respecto a que los premios generen trabajo. Hay mucha aleatoriedad. Todo esto se mueve por impulsos, sobre todo si eres freelance”, dictamina.

Mejor espectáculo de calle

Difundir la cultura vasca desde las alturas

Para Janire Etxabe la nominación en los Premios MAX llegó de imprevisto. “Precisamente por el increíble nivel que hay en las compañías de Euskadi en cuanto a las artes de calle se refiere”, asevera la directora artística de Harrobi Dantza Bertikala, artífice del espectáculo de danza vertical Harria Herria. “Cada compañía de teatro tiene sus propias características. La nuestra se basa en la danza suspendida de un arnés en diferentes bloques arquitectónicos y naturales”, afirma sobre la función basada en el cortometraje homónimo de Dimegaz. Al son de la música de los txalapartaris de Oreka TX, la atención del espectáculo se focaliza en la figura de la mujer, reivindicando el protagonismo que va adquiriendo en la sociedad actual.

Acompañada por Alejandra Pérez, Sara Mohíno y Del Perera, la propia Etxabe también baila suspendida en esta obra “entroncada con las raíces vascas” que germinó precisamente en Menorca, donde mañana estarán a la gala. “El festival Pedra Viva fue el inicio de un proceso creativo que finalmente estrenamos en Bilboko Kalealdia el año pasado”, explica. El próximo 24 de junio tienen previsto ofrecer una actuación en Oviedo, en el marco del festival Cafca. Pero su objetivo es dar a conocer la compañía y que tenga más visibilidad. “Sobre todo porque mediante este trabajo estamos difundiendo nuestro idioma, el euskera, y parte de la cultura vasca”, expone. Por ello, el máximo galardón sería poder representarla en más lugares, tanto dentro como fuera de Euskadi. l

“Quise crear una pieza que tuviera autonomía teatral. Por eso en la adaptación no hay narrador ni recursos que remitan a la novela”

Autor teatral y guionista

“Lo que ha construido Xavo Giménez es un espectáculo infantil muy inteligente, de un grado de abstracción interesante”

Escenógrafa y figurinista

“Nuestra compañía se basa en la danza suspendida de un arnés en diferentes bloques arquitectónicos y naturales”

Directora artística