- Emma Suárez y Roberto Álamo, cinco premios Goya entre los dos, trabajan por primera vez juntos en Josefina, un drama en el que la ternura se impone para “abrir una puerta a la esperanza y decir a la gente solitaria que puede comenzar a vivir y encontrar el afecto, quizá el amor”, dice el actor madrileño a Efe.

“Se puede, como sea”, dice, y en esta historia, el milagro es una pequeña mentira que conecta a dos seres solitarios: “Pero es una mentira que sale precisamente por su incapacidad de comunicarse con las personas, es como si algo dentro de él quisiera que hubiera sido verdad. Es (una mentira) perdonable”, apunta su creadora, la guionista Belén Sánchez-Arévalo.

Josefina es el debut en el largometraje del tándem creativo formado por Sánchez- Arévalo y el director Javier Marco, ganadores del Premio Goya 2021 a Mejor Cortometraje de Ficción por A la cara (semilla del que será su segundo largo) y pareja desde hace diez años, que dedicaron los últimos seis a reducir, sintetizar y pulir un guion que ha quedado maravilloso. “Menos es más”, afirman ambos en una entrevista con Efe. A los dos les gustan las películas que dejan cierto poso”, por eso, después de esa labor de reescritura con mimo, una y otra vez, “bajamos la velocidad, el tempo de la cinta”. En Josefina, no hay prisa.

“Queríamos hacer dos personajes con sus vericuetos, que son muchos, pero que fueran buenos, buena gente, aún con sus defectos, sus cosas incompletas pero que contrasten con ese mundo gris que les rodea”, señala Marco. La película, considera Álamo, “es tan hermosa, va tan al eje de lo humano, que se entiende perfectamente aún sin la referencia de la pandemia (...) está por encima de eso -afirma-, la soledad es algo que todos, en alguna medida, alguna vez, la hemos sentido”.