- La fórmula ya está más que consolidada, aunque cada día en cada centro siempre sea una aventura nueva. El aula se convierte en escenario durante unos 20 minutos. Pero no existe la cuarta pared. Tras la representación, intérpretes y espectadores comparten preguntas e información no solo sobre lo visto, sino también sobre el teatro en particular, la cultura en general, sus profesiones, sus condiciones de trabajo, los espacios formativos y representación que existen en el territorio, y un largo etcétera de cuestiones. Todo ello junto a jóvenes que suelen estar entre los 16 y los 20 años. A grandes rasgos, en esto consiste el proyecto Pixkat, que la compañía gasteiztarra Pez Limbo inició hace seis años.
De hecho, con la colaboración de las áreas de Cultura tanto del Ayuntamiento de Gasteiz como de la Diputación alavesa, la edición de este 2021 está justo en marcha estas semanas. La pandemia condiciona, pero no impide. “Si lo hicimos el año pasado, imagina ahora”, dice con una sonrisa Eduardo Hernando, responsable y cofundador del grupo.
En Gasteiz, los centros Ekialde, Armentia Ikastola e Inmaculada-Abetxuko ya han acogido la propuesta a petición de los propios institutos. Y el camino se va a seguir hasta diciembre en Zabalgana, Egibide-Jesús Obrero y Los Herrán. En cuanto al resto de Álava, el ciclo llegará a Trokoniz, Kanpezu, Murgia, Agurain y Lapuebla de Labarca. Cada espacio escoge la obra que quiere ver de entre las que ofrece Pez Limbo, que cuenta para el desarrollo de la programación con la participación también de El Mono Habitado, Kokreta Teatro y Kabia Teatro.
“Si cuando yo era crío existía aquello de la letra con sangre entra, aquí vamos a que la letra con juego entra”, apunta Hernando. Es ese contacto directo a través de obras breves que hablan de lo cotidiano desde la comedia lo que propicia Pixkat para, a partir de ese enganche, ir más allá. Se trata de intenta transmitir la importancia de la cultura, del espíritu crítico, de la necesidad de expresarse, y también se comenta con los jóvenes, en un momento de la vida en que muchos están decidiendo sus respectivos caminos, las distintas profesiones que están ligadas, sobre todo, al sector escénico pero no solo. Con esta fórmula, asimismo, se persigue que los jóvenes vean a quienes se dedican a estos menesteres personas cercanas, que son igual que ellos y ellas. Todo ello en un ambiente en el que, como apunta la actriz Josune Vélez de Mendizábal, se producen en ocasiones reflexiones más que interesantes también para quienes componen las compañías participantes en la iniciativa.
Aunque la situación sanitaria marca, máxime todavía en los centros educativos, la satisfacción entre intérpretes, espectadores y profesorado es patente. Justo en estos momentos, “caemos como sirimiri de mayo”. Es de esperar que también cale en unas edades en las que las artes escénicas suelen desaparecer del día a día de muchas personas de estas edades. Para que eso pase se están compartiendo historias tan imposibles como bien ancladas a la realidad como Homo Amabilis, Ahoy, ¿Espinazo o callos?, Sr. Camino, Gizaunka, Boxers, Hiroshimako Zuhaitza y Oilo Ama. Con el humor como vehículo, todo se puede conseguir. Con la cercanía de la charla entre personas, también. La sexta edición ya está en marcha.