Carolina Durante será esta tarde-noche (19.30 horas) en el Iradier Arena el plato principal de un menú con ingredientes rock, indie, punk y noise que completará la también banda madrileña Biznaga. Mario del Valle, su guitarrista, avanza que en esta segunda visita de Carolina Durante a Vitoria sonará parte del material que va a conformar el nuevo disco del grupo, un LP que "debería salir para noviembre" y que ha tenido a Famoso en tres calles, Moreno de contrabando y 10 como primeros -y exitosos- adelantos. Repertorios al margen, la que seguro no faltará a su cita con el público gasteiztarra es esa enérgica puesta en escena que se ha convertido en el sello del joven combo.

Podría decirse que la pandemia les pilló en la cresta de la ola. Con su primer disco recién lanzado, con un montón de fechas, llenando salas y festivales... ¿Cómo les ha afectado este largo parón?

-Pues sí, fue una putada porque estábamos ahí en pleno apogeo, por así decirlo. Ya no faltaba mucho para terminar la gira del disco, pero se quedó inacabada. Y fue una putada por eso, porque ese momento en el que estábamos, esa novedad, ya no se va a repetir. Pero por otra parte, al haber tenido ese parón, hemos tenido tiempo también para hacer el disco que hemos hecho, por ejemplo. Dentro de lo que es esta catástrofe global, nos lo hemos montado bien.

De hecho, ya han lanzado tres adelantos de ese segundo disco que han gustado y mucho. ¿Satisfechos con la acogida?

-Sí, la verdad que sí. Sobre todo tenemos muchas ganas de que el disco salga, porque estamos muy contentos con el resultado. Ahora sacando los singles vemos que la gente sigue ahí. Porque claro... después de tanto tiempo así, sin estar tan activos, siempre te preguntas a ver qué tal esto cuando salga.

A pesar de las circunstancias, están volviendo a tocar bastante últimamente en directo. Por ejemplo en el Cruïlla, que incluso se asemejó bastante a los festivales prepandemia. ¿Cómo han vivido el reencuentro con el público?

-Para mí tocar en el Cruïlla fue recordar por qué teníamos un grupo y por qué hacíamos esto. Porque las medidas que hay ahora, con la gente sentada y tal, me parecen excesivas a veces. Se carga la experiencia de un concierto. No entiendo por qué la gente no puede estar de pie, por ejemplo. Entiendo que hay que tomar precauciones, pero claro... hasta qué punto, ¿no? Entonces cosas como el Cruïlla me parece guay que se monten. Aquello fue increíble, vamos. Los cuatro flipando. Además, sobre todo viendo que aquello nos salía solo.

Esta va a ser su segunda visita a Vitoria tras el concierto en Jimmy Jazz en diciembre de 2019, poco antes de la pandemia. Ha llovido mucho desde entonces, tienen nuevo material, pero ¿es de esperar un bolo muy diferente?

-Bueno, en cuanto a sonido, creo que estamos más sólidos ahora. Y en realidad, lo que es el concierto en sí viene a ser lo mismo, porque al final siempre nos ha funcionado salir, tocar, sin más, y pasárnoslo bien con el público. Y es lo que seguimos haciendo, básicamente.

Pero sonarán esos temas nuevos...

-Sí, sí, sonarán, sonarán.

¿Y algo inédito del nuevo disco?

-Bueno... a ver, no creo. Pero si nos da por ahí... podría surgir (ríe).

¿Manejan ya una fecha para el lanzamiento?

-Todavía no tiene fecha cerrada, pero debería salir para noviembre. Por ahí, por ahí.

Van a encontrarse con el público sentado. Como ya ha comentado, debe hacerse difícil tocar ante cientos de personas atadas a una silla.

-Sí. Bueno, al final te adaptas y te acostumbras. En el último concierto que dimos en Alcalá la gente estaba en la silla, pero muy animada. Y te adaptas, ¿no? Pero yo insisto en que no hay que acostumbrarse, que todo esto tiene que pasar y volver a lo de antes. Es que al final lo que a todo el mundo le apetece ahora es hacer pogos. Yo ya me he acostumbrado un poco... así que se hace lo que se puede.

Vienen a tocar a un ARF muy diferente. Supongo que como mínimo conocerá el festival, pero no sé si ha tenido la ocasión de asistir como público alguna vez.

-Nunca he ido, pero sí que lo tenía controlado. Es un poco distinto a la escena de la que venimos, porque es un rock más clásico. Pero la verdad que me apetece. Todo lo que se salga un poco de los sitios a los que solemos ir o de los festivales típicos siempre apetece. Además tocamos con Biznaga, que es un grupo que nos flipa a los cuatro y además ya les conocemos de andar por Madrid. Siempre es un placer tocar con ellos.

¿Qué sueños le quedan por cumplir?

-Supongo que tocar en un estadio o algo así (risas). Teníamos un concierto cerrado en el WiZink, pero claro... Con toda esta que ha caído lo hemos tenido que cancelar. Por ahora, con seguir adelante nos conformamos.